La selección española masculina de baloncesto en silla cerró su periplo en París 2024 imponiéndose a Francia por 72-57 en el partido por el séptimo puesto y, por tanto, clasificándose en dicha posición en la tabla final del torneo, celebrado íntegramente en el Bercy Arena parisino.
Que España haya llegado al partido por la séptima plaza o lo que es lo mismo, por evitar la última posición del torneo -ciertamente es un torneo muy restringido, al solo haber ocho combinados por los doce habituales-, es una absoluta anomalía. El equipo en el que se encuentran los hermanos gaditanos Alejandro y Pablo Zarzuela ha sido el tercer mejor conjunto de la fase de grupos -dos triunfos y muy competitivo ante EEUU, en su única derrota- y un equipo destacado en todos los apartados de juego, no en vano, en el resumen estadístico de la competición, de los 37 aspectos valorados en 32 ocupa una de las seis primeras posiciones.
Pero en el baloncesto no todo son estadísticas y, en el partido clave de cuartos de final, un mal día ante Alemania dio al traste con todo lo logrado y los sueños de medalla, y, para mayor abundamiento, en la fase de consolación, una nueva derrota (Australia) ha conducido al duelo celebrado este mediodía ante la peor selección del torneo, la anfitriona, que ha sido vencida con claridad en los cinco encuentros previos.
Con tales directrices, el encuentro parecía más que asequible para España, pero, al menos en la primera mitad, no fue así. Ante su público, los franceses querían cerrar el torneo al menos con una victoria y pusieron los cosas difíciles a los españoles sobre todo en el primer cuarto, en el que llegaron a estar por delante en los primeros compases (7-8), si bien un parcial de 7-0 liderado por Ortega (14-8,) dio el mando a España ya de forma continuada.
El primer parcial terminó con 16-12 para España, pero Francia volvió a inquietar: 23-21 (m.15), si bien un parcial de 8-0 comandado por Alejandro Zarzuela, con seis tantos, puso las cosas más claras para los de Abraham Carrión, que obtuvieron su máxima renta, diez puntos (31-21, m.18), aunque reducida al descanso (33-28) por unos franceses que no se rendían.
En la segunda mitad, la superioridad española se terminó imponiendo. Tras acercarse los locales a tres tantos (37-34), poco a poco, apoyada sobre todo en su mejor arma, el juego interior, España fue aumentando el terreno y llegó a abrir el marcador de forma casi definitiva, alcanzando una máxima ventaja de catorce puntos (55-41) justo a la conclusión del tercer cuarto.
Los últimos diez minutos apenas tuvieron historia, más que la de que la selección nacional alcanzó los 17 puntos de ventaja en el minuto 35 (64-47) en plena rendición local. Al final, España se marcha de París siendo séptima, con un balance de tres victorias y tres derrotas que ya hubiesen querido equipos que estarán por encima en la clasificación.