Begoña
García
María Begoña García Piñero
29.02.1976
Cádiz
Juegos Olímpicos | Deporte | Categoría | Prueba | Resultado |
---|---|---|---|---|
2004 Atenas (Grecia) | Baloncesto | Femenina | Baloncesto |
Puesto 6
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Biografía de María Begoña García Piñero
Esta jugadora gaditana, con una larga y fecunda trayectoria que le ha llevado a competir en ligas tan potentes como la italiana y la rusa e incluso a jugar tres meses en los Detroit Shock de la WNBA estadounidense, nació el 1 de marzo de 1976 en Cádiz en el seno de una familia –sus padres Juan Manuel y Mari Carmen y sus dos hermanas, Isabel y Nieves– que siempre la ha apoyado en su sueño deportivo y que, año tras año, ha sido su más ferviente seguidora.
Cursando estudios primarios en el Colegio Institución Provincial Gaditana de Cádiz y a la edad de 8 años empezó a dedicar tiempo al deporte, concretamente al atletismo, actividad extraescolar que rivalizaba con su afición al flamenco y en la que mostró buenas aptitudes, pues llegó a colgarse una medalla de bronce en la prueba de 3.000 metros en el Campeonato de España infantil. Sin embargo, el camino deportivo de nuestra protagonista cambiaría de rumbo cuando, a los 14 años, por invitación de unos amigos, participó en una operación altura que convocaba el CB Cádiz en el Pabellón Fernando Portillo. Para su sorpresa resultó elegida para el equipo y, con todo el entusiasmo del mundo, comenzó una vida deportiva exclusiva para el baloncesto que, cómo no, supuso el abandono de los entrenamientos de atletismo y, evidentemente, a pesar del disgusto de su madre, de las clases de flamenco. Eso sí, no descuidó la formación académica y terminó COU en el Instituto de Enseñanza Secundaria Columela, de Cádiz, y posteriormente, siguiendo el destino que el baloncesto le tuvo reservado, se diplomaría en Informática de Gestión en Lugo y en Ciencias Empresariales en la Universidad de Santiago de Compostela.
Pero volvamos a sus comienzos en el CB Cádiz. Con la entidad de su tierra y dirigida desde el banquillo por Teresa Cordal, Pepe Arriaza y Manuel González, en las sucesivas temporadas, se impuso en cinco ediciones del Campeonato de Andalucía –en diferentes categorías– y obtuvo una medalla de plata en el Campeonato de España júnior. Y, claro está, actuó en el primer equipo, el sénior, al que accedió cuando contaba con 17 años y en el que fue haciéndose un hueco como base titular, contribuyendo con su dirección y talento a que el cuadro gaditano disputase varias fases de ascenso a Primera División –el CB Cádiz jugaba en Primera B, hoy Liga Femenina 2. En una de ellas, la celebrada en 1996 en Seo de Urgel (Lérida), el Cádiz se enfrentó al Deportivo Ensino de Lugo. Duelo que los gallegos se llevaron por 6 puntos de diferencia y que tendría una significación especial para Begoña, ya que el técnico de las gallegas, Juan Corral, se fijó en sus capacidades y la invitó a pasar a la entidad lucense en la temporada 1996-1997, en la máxima división.
Begoña no lo pensó dos veces y, con el beneplácito de sus padres, emigró a Lugo para vivir una nueva etapa deportiva y personal que se prolongaría durante seis campañas (1996-1997 a 2001-2002), en las que la andaluza elevó significativamente su nivel técnico-competitivo y acumuló vivencias competitivas destacadas como el subcampeonato de la Copa de la Reina en los años 1999 y 2002, y la designación personal para el quinteto ideal de la liga de 2002.
Paralelamente a este periplo de crecimiento personal en Galicia en el ámbito de club, la gaditana recibió también la alegría de la llamada del equipo nacional, cosa que se produjo en el verano de 1999 para participar en la Universiada de Palma de Mallorca, donde España, dirigida por el seleccionador nacional Vicente Rodríguez y con Begoña como base, ganó la medalla de oro tras derrotar en la final a Estados Unidos. Sin lugar a dudas un éxito que le hizo ganar enteros ante el técnico nacional, quien no dudó en contar con ella para las siguientes citas: el Campeonato de Europa absoluto de 2001, celebrado en Le Mans (Francia) –medalla de bronce– y el Campeonato del Mundo absoluto de 2002, en China –5.ª clasificada.
Tal era el nivel de juego de nuestra biografiada que el verano de este mismo año 2002 recibió la llamada del baloncesto americano, de la WNBA, para jugar –fueron tres meses intensos y maravillosos– en el Detroit Shock dirigido por el mítico jugador de los Pistons Bill Laimbeer. Un escaparate que le abrió las puertas de la potente liga italiana y la posibilidad de fichar en la temporada 2002-2003 por el Termomecanica de La Spezia. Sin embargo, una lesión en el cuarto metacarpo de la mano derecha producida en un accidente de tráfico imposibilitaría que terminase la campaña con las tirrenas y, rescindido el contrato, recaló en marzo de 2003 –un mes después del accidente– en el Txingudi SBE de Fuenterrabía (Guipúzcoa), al que ayudó a ascender a la Liga Femenina –nueva denominación de la primera división. Recuperada a plena satisfacción, jugó con el Mann Filter Basket Zaragoza durante la campaña 2003-2004.
Con la selección, volvió a ser protagonista de logros tan importantes como la medalla de bronce en el Campeonato de Europa de 2003, en Atenas (Grecia), que el equipo nacional hizo suya luego de ganar por dos puntos a Polonia en la final de consolación y tras una remontada de quince puntos en los ocho minutos finales. Amén del valor del metal, esta posición otorgaba fundamentalmente plaza para participar en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, un hecho inédito para la selección española femenina de baloncesto, ya que la anterior y única presencia olímpica, en Barcelona 1992, se produjo en la condición de equipo anfitrión. Doce meses después de haber obtenido el pasaporte a los Juegos, la base andaluza tuvo el honor de formar parte del equipo en la cita olímpica, junto a Elisa Aguilar, Sonia Blanco, Elisabeth Cebrián, Marta Fernández, Marina Ferragut, Nuria Martínez, Laia Palau, Lucila Pascua, Ingrid Pons, Rosa Sánchez y Amaya Valdemoro.
El debut, el 14 de agosto, deparó un triunfo (80-78) ante la República Checa, en el mejor partido de Begoña: 9 puntos, 2 rebotes y 3 robos. Las posteriores victorias ante China (75-67), Nueva Zelanda (91-57) y Corea del Sur (64-61) –con una única derrota, ante Estados Unidos (58-71)– permitieron a España acabar 2.ª del grupo B y pasar a cuartos, donde cayó (63-67) ante Brasil. Luego, perdió el duelo por la 5.ª plaza frente a la República Checa (68-79), aunque con el buen sabor de boca de llevarse un diploma olímpico.
Aquel partido, el 27 de agosto, fue el último de Begoña con la selección española, cerrando su particular cifra de internacionalidades en 81, si bien, con 28 años, aún tuvo mucho recorrido en el ámbito de clubes. La temporada 2004-2005 la hizo en el Txingudi –denominado Hondarribia-Irún- con el éxito de la 4.ª posición en la Liga Femenina y la clasificación para competiciones europeas.
Sus éxitos la pusieron de nuevo en el escaparate internacional y regresó al baloncesto italiano para actuar durante dos años (2005-2006 y 2006-2007) en el Reyer Venecia Mestre, estancia de la que la jugadora se llevó, entre otros, el recuerdo de una ciudad tan bella como Venecia. Tras Italia, la gaditana fichó por tercera vez por el club de Fuenterrabía para liderar el nuevo y ambicioso proyecto que dirigió técnicamente Jon Txakartegui Villar durante la campaña 2007-2008 y al año siguiente (2008-2009) hizo de nuevo las maletas para viajar fuera de España, en esta ocasión al Nadezha de Oremburgo (Rusia), con el que actuó en la Superliga rusa y en la Euroliga.
Después de la breve experiencia eslava, la jugadora regresó definitivamente a España y a la Liga Femenina, donde completó sus tres últimas campañas como jugadora en activo en las filas del madrileño Rivas Ecópolis (2009-2010), el Extrugasa de Villagarcía de Arosa (2010-2011) y el Unión Navarra Basket (2011-2012).
Primera española en jugar en el baloncesto profesional femenino italiano y la primera andaluza en hacerlo en la WNBA –y tercera española, tras Marina Ferragut y Amaya Valdemoro–, en 2014 emprendió una nueva faceta dentro del deporte que tanto ama, el baloncesto, como entrenadora del equipo júnior femenino del CB Portuense y como entrenadora ayudante en la selección española sub-18. No obstante, la primera de esas ocupaciones la dejó al año siguiente tras abrir, junto a la atleta y también olímpica Mercedes Chilla, un centro de entrenamiento de CrossFit en Jerez de la Frontera. Por lo demás, Begoña se instaló hace ya unos años en El Puerto de Santa María, en su provincia natal de Cádiz, a donde ha regresado después de haber regalado su carácter cercano y amigable y su juego eficaz e intenso en tantas partes de España y el mundo.
Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 10 de noviembre de 2020