Mónica Rueda Guardeño

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

Mónica Rueda Guardeño
Olímpica

Mónica
Rueda

Jaén

Mónica Rueda Guardeño

20.01.1976

Jaén

2
Juegos OlímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
1996 Atlanta (EE.UU.)Hockey_HierbaFemeninaHockey hierba
Puesto 8
2004 Atenas (Grecia)Hockey_HierbaFemeninaHockey hierba
Puesto 10


Biografía de Mónica Rueda Guardeño

Nacida el 20 de enero de 1976 en Jaén, hija de Pedro y Sierra y tercera de cuatro hermanos, circunstancias laborales motivaron que la familia Rueda Guardeño marchara a la preciosa localidad de Alcalá la Real cuando Mónica tenía 11 años y que esta, que había practicado balonmano en la capital, encontrase en el nuevo paisaje serrano la vocación por el hockey.

Los culpables de que la futura olímpica tomase el stick fueron sus amigas, ya adeptas a este deporte, y su profesor de Ciencias Naturales en el Colegio de la Sagrada Familia donde estudiaba, Juan Jiménez, quien le animó a la práctica de la especialidad en sala e incluso, en compañía de su esposa, le llevó al Club Hockey Alcalá para que lo conociese y valorara la posibilidad de comprometerse con dicho deporte. Dicho y hecho, Mónica Rueda, persona tenaz y con gran capacidad de trabajo desde pequeña, se afilió al club alcalaíno e ingresó en su equipo infantil, donde comenzó a hacerse a la técnica y los fundamentos de la mano de Custodio López “El Pollo”.

Tras cuatro años de intenso trabajo en el club alcalaíno, en la campaña 1992-1993 los técnicos de la Real Federación Española de Hockey, debido a sus buenas maneras, propusieron a nuestra protagonista para la concentración permanente juvenil de Madrid, oferta que Mónica aceptó y que implicaba la marcha a la capital, el hasta pronto a su familia, amigos y compañeros de club y el comienzo de un camino que sería largo y fructífero en los distintos equipos nacionales.

El debut con la camiseta española se produjo en las Navidades de esa primera campaña en Madrid, en el Torneo de Reyes sub-21 de Barcelona, pese a sus 17 años. Más adelante, disputó el Torneo Seis Naciones sub-18 de Ámsterdam (Holanda) ­–medalla de bronce– y terminó el curso participando en la Copa del Mundo sub-21 celebrada en Tarrasa (Barcelona), donde España terminó 6.ª. Con el combinado sub-21 conseguiría, además, la medalla de oro en la segunda edición del Campeonato de Europa Júnior de Hockey Sala disputado en Llodio (España) en 1994 y la de plata tres años después en Ceske B’jovice (Chequia), así como la 9.ª posición en la Copa del Mundo de Seongnam (Corea) 1997, hasta completar 55 internacionalidades.

Resulta llamativo e indicativo de la calidad de Mónica Rueda que antes de que hubiese concluido su etapa en las categorías inferiores ya había debutado –y ¡de qué forma!– en la selección absoluta, con únicamente 18 años y de la mano del seleccionador nacional José Manuel Brasa. Atención a los resultados: 8.ª en la Copa del Mundo de Irlanda 1994, medalla de plata en el Campeonato de Europa de Amstelveen 1995, 5.ª en el Trofeo de Campeones de Mar del Plata 1995 y 8.ª en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996.

Así fue. La confianza que el entrenador español tenía en la andaluza era tal que, pese a su juventud, le llevó a convocarla para la defensa que España debía hacer del título olímpico logrado cuatro años atrás en Barcelona. Al equipo, formado por Elena Carrión, Natalia Dorado, Mari Cruz González, Silvia Manrique, Teresa Motos, Sonia Barrio, Lucía López, Nagore Gabellanes, Maider Tellería, Elerna Urkizu, Begoña Larzábal, Mar Feito, Sonia de Ignacio-Simó, Mariví González y las andaluzas Barea y Rueda, le pesó tanto la responsabilidad que ocupó la 8.ª y última plaza tras no haber conseguido en la liguilla previa ni un solo triunfo, un empate (2-2) ante Reino Unido y seis derrotas a manos de Australia (0-4), Alemania (1-2), Argentina (0-1), Corea (0-2), Holanda (2-4) y Estados Unidos (0-2).

Tras la agridulce vivencia olímpica, Mónica Rueda siguió contando en los planes de la selección y fue convocada para la Copa Intercontinental de 1997, en Harare (Zimbawe) –España (9.ª) no logró la clasificación para la Copa del Mundo del siguiente año– y el Campeonato de Europa de 1999, en Colonia (Alemania), donde las españoles fueron quintas. Sin embargo, llegado el momento de confeccionar el equipo olímpico para Sídney 2000, el responsable técnico, el holandés Marc Lammers, descartó a Mónica Rueda y esta debió permanecer en España viendo por televisión cómo sus compañeras rozaban la gloria de una nueva medalla.

En 2001, la selección femenina de hockey dio comienzo a una nueva etapa al producirse otro relevo al frente de la parcela técnica. El advenedizo, el también neerlandés Jack Holtman, otorgó a la jugadora andaluza toda su confianza y, de este modo, Mónica Rueda concurrió a todos y cada uno de los compromisos del equipo nacional a lo largo del ciclo olímpico: 6.ª en el Trofeo de Campeones de Amstelveen 2001, 8.ª en la Copa del Mundo de Perth 2002, medalla de plata en el Desafío de Campeones de Catania 2003 y una brillantísima medalla de plata en el Campeonato de Europa de Barcelona 2003 que permitió al entorno del hockey femenino español revivir los inolvidables recuerdos del título olímpico en Barcelona 1992.

La llegada en 2004 de un nuevo seleccionador, Pablo Usoz, no modificó el estatus de Rueda, quien participó del 2.º puesto en el Preolímpico llevado a cabo en marzo de 2004 en Auckland (Nueva Zelanda) y, lo más importante, la clasificación para Atenas 2004, a la sazón los segundos Juegos Olímpicos de nuestra biografiada.

Rueda volvió a coincidir con Feito, Lucía López y Tellería, mientas que Esther Termens, Maider Luengo, Mª Jesús Rosa, Rocío Ybarra, Bárbara Malda, Silvia Bonastre, Mª Carmen Martín, Marta Prat, Silvia Muñoz, Erdoitza Goikoetxea, Nuria Camón y Ana Raquel Pérez completaban el equipo. De nuevo, España cuajó un discretísimo torneo no en vano quedó 10.ª y última clasificada después de cinco derrotas: en los cuatro partidos de la primera fase –ante Argentina (0-4), China (0-3), Japón (1-2) y Nueva Zelanda (2-3)– y finalmente también en el duelo por la novena plaza, frente a Sudáfrica (3-4). Este encuentro con las africanas, disputado el 26 de agosto de 2004 en el Complejo Olímpico de Helleniko, fue el último de la jiennense con la camiseta nacional pues tras los Juegos decidió retirarse de la selección a sus 28 años y más de 120 internacionalidades absolutas.

Retrocedemos a la temporada 1992-1993, la de la incorporación a la concentración de Madrid, para continuar el relato de la trayectoria deportiva de Mónica Rueda ahora en el ámbito de clubes. Marchó a la capital de España siendo jugadora del CH Alcalá, club de formación, y así continuó un ejercicio más (1993-1994), en el que se proclamó subcampeona de España juvenil, siendo la máxima goleadora del torneo.

En la campaña 1994-1995 fichó por el CD Universidad de Sevilla, dirigido por Diego Cabezas. Con las hispalenses jugó 7 temporadas (hasta la 2000-2001), en las cuales coadyuvó a la mejor época del club universitario, comenzando con el triunfo en el campeonato de la Primera División de 1995 y el consecuente ascenso a la División de Honor.

En la máxima categoría nacional, el “Uni” y Rueda se hicieron su sitio a base de rendir notablemente, como atestiguan la 6.ª posición lograda al término de los campeonatos ligueros de 1997 y 2000, la 7.ª en 1999 o la 8.ª en 1996. Paralelamente, en la especialidad de hockey sala, fueron campeonas de España en 2000, medalla de bronce en 2001 y octavas en la Copa de Europa de 2001.

Convertida en una jugadora de sumo valor y reconocimiento, el Club de Campo Villa de Madrid se hizo con los servicios de Mónica Rueda de la temporada 2001-2002 a la 2003-2004, tres campañas en las que fue campeón de la liga de División de Honor en 2004, 4.º clasificado en 2002 y semifinalista de la Copa de la Reina en 2002.

A la vuelta de las Olimpiadas de Atenas y tras haber anunciado su retirada de la selección, nuestra protagonista, diez años después, regresó a Alcalá la Real. Volvía como licenciada en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte por el INEF de Madrid (2001) –completó su formación con un máster en administración y dirección del deporte– para aceptar una oferta de trabajo realizada por el Ayuntamiento: convertirse en la primera directora del Centro de Perfeccionamiento Técnico de Hockey Hierba, además de coordinadora de las escuelas deportivas municipales. El regreso a sus tierras andaluzas vino parejo al empiece del doctorado en la Universidad de Granada y al fichaje por el CH Alcalá, con el que jugó en Primera División durante la temporada 2004-2005 (puesto 3.º).

El trabajo fue muy gratificante, como reconoce Mónica, pero a los nueve meses decidió retornar a Madrid para competir al más alto nivel de club y, paralelamente, emprender una vida profesional relacionada con la dirección técnica –tiene la titulación de entrenadora nacional de hockey– y la gestión deportiva.

De esta forma, volvió a las filas del Club de Campo Villa de Madrid para jugar dos años más (2005-2006 y 2006-2007), que, felizmente para ella, estuvieron colmados de éxitos y triunfos, como la Copa de la Reina y el subcampeonato liguero en 2006, y la liga de División de Honor y la Recopa de Europa en 2007, galardón este último que entraba por primera vez en la vitrinas de un club español y con el que nuestra alcalaína decidió colgar “el palo” definitivamente.

A la vez, llevó la preparación física y dirección del equipo infantil y del equipo juvenil del Club de Campo y, a su retirada, la del conjunto sénior femenino en el que había jugado con tanto acierto. Posteriormente, accedió a la plaza de profesora de Educación Física en los centros educativos Gredos San Diego, donde continúa trabajando, y ha colaborado con el madrileño Club SPV 51 –antiguo Valdeluz–, llevando la preparación física de las chicas del primer equipo y ayudando en los entrenamientos tanto del primer equipo como de las categorías inferiores.

Actualmente, Mónica Rueda –Premio Andalucía de los Deportes en 1994– sigue viviendo en Madrid, donde trabaja de profesora y dedica su tiempo a la familia –su pareja, Jorge Donoso, es director técnico y entrenador del SPV 51 de División de Honor femenina, y tiene dos hijas, Eva y Rita–. Todo ello sin olvidar el hockey a través del SPV 51, con el que en 2017 volvió a vestirse de corto en el Campeonato de España de Hockey Sala (1.ª División) y ha seguido jugando hasta la campaña 2019-2020, si bien ya más como divertimento.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 26 de noviembre de 2020