Paco
Sánchez Vargas
Francisco Sánchez Vargas
18.05.1958
La Rinconada (Sevilla)
Juegos Olímpicos | Deporte | Categoría | Prueba | Resultado |
---|---|---|---|---|
1980 Moscú (U.R.S.S.) | Atletismo | Masculina | 3.000 m obstáculos | Puesto 5 |
Biografía de Francisco Sánchez Vargas
Si hay un gran atleta andaluz que ha hecho del atletismo una forma de vida ese es, con todos los respetos hacia los otros insignes corredores de nuestra tierra, Paco Sánchez Vargas. Corredor comprometido y convencido, fue protagonista de uno de los grandes duelos del atletismo patrio en la década de los 80, el que le enfrentó y unió a Domingo Ramón para bien de los 3.000 obstáculos en España, aunque más allá de sus valores deportivos el granadino ha sabido hacer de la carrera su “vehículo” de desplazamiento al trabajo, su medio de diversión y su gran pasión, esa de la que hoy día, rebasados los 60 años, todavía sigue recibiendo satisfacciones propias y de todos aquellos a los que enseña este noble arte, incluidos sus hijos.
Aunque para todos los doctos y profanos el gentilicio comúnmente empleado para referirse a Paco Sánchez Vargas sea el de granadino, lo cierto y verdad es que este estilizado atleta nació el 18 de mayo de 1958 en la localidad sevillana de La Rinconada debido a la circunstancia temporal de que su padre trabajaba allí. No obstante, al año de vida, el pequeño Francisco ya se convirtió en vecino del pueblo familiar, que no es otro que La Zubia, pues allí regresaron sus padres, Manuel y Concepción, con sus cuatro hijos. Desde entonces, toda su vida la ha hecho en esta bella localidad granadina.
Allí estudió en el Colegio Público Isabel la Católica y allí empezó a practicar con 12 años y por iniciativa de su maestro Antonio Moleón dos deportes, el minibasket y el atletismo, aunque pronto tacharía de la lista la canasta para centrarse en la carrera, sobre todo cuando con 13 años ganó su primera medalla, un bronce en la prueba de 150 metros de los Juegos Escolares. Entusiasmado por la competición, aquellas incipientes dotes para ser más veloz que el resto fueron puliéndose en los años sucesivos en los clubes Blat Zubia, Estadio OJE –donde conoció al entrenador que a la postre dirigiría toda su trayectoria deportiva, Santiago Pecete Villalba– y Deportivo La Zubia.
Con tales condiciones de entrenamiento y perfeccionamiento, el joven atleta efectuó su presentación a todo el atletismo nacional en 1976, cuando, con 18 años de edad, se proclamó en Logroño campeón de España juvenil de 1.500 metros y accedió al equipo nacional júnior, con el que sería 6 veces internacional hasta 1979. Ya en la temporada siguiente (1977), en la prueba de 2.000 metros obstáculos y en categoría júnior, firmaría la mejor marca nacional, ganaría la medalla de oro en el Campeonato de España, en el madrileño Estadio de Vallehermoso, y sería 4.º en el Campeonato de Europa, en Donetsk (URSS).
Aunque como corredor completo en el medio fondo y fondo tocó, como suele decirse, todos los palos –su versatilidad le ha permitido destacar de 800 a 10.000 metros e incluso maratón–, a partir de 1978 se especializó en 3.000 obstáculos, prueba en la que creció hasta cotas de gran nivel internacional y en la que se topó con rivales de postín en las pistas españolas, como fueron el valenciano Antonio Campos Quiles –siete años mayor– y, sobre todo, el alicantino Domingo Ramón Menargues, cuya rivalidad ocasionó que esta distancia fuese una prueba señera y espectacular en España.
Ciertamente, con tales oponentes, el palmarés estatal del andaluz se vio resentido y de sus nueve medallas absolutas en el Campeonato de España al Aire Libre solo dos pudieron ser de oro, en 1986 en Vallehermoso y en 1987 en el Estadio Juan Serrahima de Barcelona. A estos dos títulos añadió cinco medallas de plata (1980, 1981, 1982, 1985 y 1990) y dos medallas de bronce (1978 y 1979), campeonatos estos en los que lo más alto del podio fue ocupado por Ramón (3), Jorge Bello (1), Benito Nogales (1) y Campos (2), respectivamente.
Con la camiseta nacional, participó en unos Juegos Olímpicos –que más adelante describiremos–, en los campeonatos de Europa de Atenas 1982 (17.º) y Stuttgart 1986 (17.º), en los Juegos Mediterráneos de Casablanca 1983 (medalla de bronce) y Latakia 1987 (7.º) y en los dos primeros campeonatos del Mundo absolutos al aire libre, Helsinki 1983 (14.º) y Roma 1987 (24.º). Asimismo, ganó en su prueba de 3.000 obstáculos en la Copa de Europa Primera División celebrada en 1985 en Budapest (Hungría).
Gran y fiable competidor, sus puestos de honor se trasladan igualmente al ámbito de los grandes mítines internacionales, en los cuales se alzó con el triunfo en los de París 1983, Milán 1980 y Zúrich 1983 –único español en ganar una prueba masculina en el Weltklasse–, con la segunda plaza en Lausana 1983 y con la tercera en Colonia 1985, Bruselas 1985, Mónaco 1986, Múnich 1987, Helsinki 1985 y Roma 1981. Precisamente en una reunión atlética, la celebrada el 17 de agosto de 1983 en Berlín oeste, logró su mejor marca personal con un tiempo de 8.16.59, la cual le proporcionó el liderato del año en España, el 5.º puesto en el ranking europeo y el 6.º en el mundial al término de la temporada. Dicha marca permanece como la 13.ª nacional de todos los tiempos.
Amén de los 3.000 obstáculos y como preparación para los mismos, durante la campaña invernal nuestro protagonista se expresó en pruebas de campo a través y en los 3.000 metros en pista cubierta. En cross, cabe destacar que fue seleccionado para cinco ediciones del Campeonato del Mundo: Glasgow 1978 (122.º), Madrid 1981 (124.º), Lisboa 1985 (74.º), Neuchâtel 1986 (41.º) y Auckland 1988 (138.º). Bajo techo, brillan con luz propia los tres entorchados nacionales obtenidos en los tres kilómetros en 1980, 1984 y 1988, en Oviedo, San Sebastián y Valencia, respectivamente. Asimismo, la 5.ª posición en el Campeonato de Europa de Milán 1982.
Internacional absoluto en 29 ocasiones de 1978 a 1987, por encima de todos los apuntes que componen su rico y extenso palmarés siempre será recordado por el diploma logrado y labrado en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980 a base de sacrificio y superación, pues fue en la cita moscovita donde dio la mejor versión de sí mismo hasta entonces.
Tras el enorme coste que supuso la consecución de la mínima olímpica –acreditó 8:27.9, el 3 de julio de 1980, venciendo en el mitin de Milán– acudió a las Olimpiadas soviéticas con una ilusión desbordante, propia de un atleta que, con 22 años, todavía estaba en la categoría promesa. El debut en el Estadio Olímpico el 26 julio fue satisfactorio (5.º en la serie que abría la primera ronda), pero aún más el paso por las semifinales (día 28), que se saldó en su caso con la 4.ª posición en la primera carrera, el acceso a la final por puestos y el récord de España con un crono de 8:18.96.
Ya en la final del 31 de julio el andaluz volvió a rayar a grandísimo nivel al clasificarse en el 5.º puesto, por detrás del polaco Bronislaw Malinowski (8:09.70), los africanos Bayi y Tura y su compatriota Domingo Ramón, que con un tiempo de 8:15.74 le arrebató a nuestro biografiado la plusmarca nacional. Dos días le había durado a Sánchez Vargas, quien con un tiempo de 8:17.93 se quedó a 4.26 de la medalla de bronce.
De aquella gesta, por la que se ganó el apodo del Zubiético en su pueblo, que lo recibió con todos los honores, Paco recordó en una entrevista del diario Granada Hoy que “el estadio estaba lleno y yo nervioso. Durante la carrera mucha gente me dijo que por qué empecé tan fuerte, que luego me iba a pasar factura, y así fue. Llegué a estar octavo o noveno aunque después me recuperé. Llegué en un momento de forma muy bueno e incluso cuando iba segundo llegué a tocarle la zapatilla a Filbert Bayi. En ese momento recuerdo que me miró y cambió, empezó a correr más y dije: pues si tú corres yo también corro (…) Me acuerdo que aquella carrera la ganó el polaco Malinowski, que dos años más tarde desgraciadamente tuvo un accidente de tráfico cerca de su casa con un compañero lanzador de peso y falleció (…) Tras la final, recibí telegramas de mis compañeros de la facultad de deportes de Motril y el rey también me felicitó”.
Después de las Olimpiadas, el rinconero-granadino reforzó su posición en la selección española con actuaciones como las indicadas anteriormente y se convirtió en un atleta permanente en las grandes ocasiones, si bien en la recta final de la preparación de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, con la marca mínima en su haber, ciertas molestias físicas desbarataron todos sus planes y renunció a sus segundos Juegos por no encontrarse en forma. Tampoco acudió a Seúl 1988 ya que las lesiones le habían mermado y no pudo cumplir los requisitos federativos.
Superada la treintena, el de La Zubia siguió en activo disfrutando de su deporte, buscando la mínima para acudir a los Juegos de Barcelona 1992, cosa que no logró, y rindiendo a buen nivel hasta –según las marcas– la campaña de 1991, cuando concluyó como 5.º mejor español del año en 3.000 obstáculos.
Reproduciendo las palabras de Paco, “nunca me he retirado. He competido a alto nivel y a la vez he trabajado toda mi vida. En Diputación me levantaba a las seis y media de la mañana y me iba corriendo desde La Zubia hasta el INEF, y por la tarde volvía a entrenar. Así hice la mínima para ir a Moscú. Después seguí trabajando y entrenando hasta que me ofrecieron un trabajo en Diputación como regalo. Trabajaba de 11 a 15 para poder entrenar y prepararme para Barcelona 92, para conseguir la mínima”.
Actualmente, Francisco Sánchez Vargas continúa residiendo en La Zubia con su mujer, María José, y allí ejerce como técnico deportivo en el Área de Deportes de la Diputación de Granada. Entrenador nacional de atletismo, sigue participando en competiciones atléticas como corredor popular, además de entrenar a jóvenes deportistas de fondo y obstáculos en el Estadio de la Juventud de Granada y en Zaidín, entre ellos a sus hijos –Paco, el mayor, lo dejó, pero siguen el mediano, Pablo, que ha sido internacional, y el menor, Javier. En reconocimiento a su labor, en 2015 se instauró el mitin de atletismo que lleva su nombre y que se disputa en dicho recinto.
Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 6 de noviembre de 2020