Alfonso Reyes Cabanás

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

Alfonso Reyes Cabanas
Olímpico

Alfonso
Reyes

Córdoba

Alfonso Reyes Cabanás

19.09.1971

Córdoba

1
Juegos OlímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
2000 Sídney (Australia)BaloncestoMasculinaBaloncesto
Puesto 9


Biografía de Alfonso Reyes Cabanás

Este potente jugador de 202 centímetros de altura y 115 kilos de peso –de ahí su apodo de Robocop–, uno de los mejores pívots del baloncesto español en la segunda década de los años 90 y principios del siglo XXI, nació el 19 de septiembre de 1971 en Córdoba. Hijo de Alfonso y Lola, vivió en la ciudad califal hasta cumplir los 9 años, momento en el que la familia marchó a Madrid debido al traslado profesional de su padre, militar. Por entonces, ya habían nacido los otros tres hermanos de Alfonso, Rafael –que fue un correcto nadador-, Miguel Ángel –probó en el baloncesto, pero se decidió por la ingeniería– y el benjamín, Felipe, que siguió los pasos del mayor en el deporte de la canasta hasta superarle en todas las facetas. Curiosamente, en el mundillo de este deporte, hubo una época en que Felipe era conocido como el hermano de Alfonso Reyes… Ahora, las tornas han cambiado.

Instalado en Madrid –aunque los cuatro hermanos, sobre todo Alfonso, siempre han mantenido una vinculación especial con Córdoba y con Canena (Jaén), pueblo natal de su padre y cuyo pabellón luce el nombre de los dos baloncestistas–, nuestro protagonista dio sus primeros botes con el balón en su colegio, el Decroly, donde con 13 años empezó a recibir conceptos y enseñanzas básicas de la mano de José Canales “Pilas”, quien, podríamos decir, llenó de entusiasmo por este deporte al mayor de los Reyes.

Posteriormente, más hecho, esta ilusión, sus innatas cualidades y su físico le condujeron a fichar por el CB Estudiantes en la temporada 1988-1989, luego de haber realizado unas pruebas de selección en la sección de baloncesto del Real Madrid CF y, paradójicamente, sin haber estado en la maravillosa cantera del Colegio Ramiro de Maeztu, como solía ser marca de la casa en todos los jugadores estudiantiles de la época. Ese primer año, a las órdenes de José Vicente Hernández y José Ortiz, conquistó la medalla de oro en el Campeonato de España Juvenil de Clubes y en el prestigioso Torneo Júnior de Hospitalet, donde fue considerado el mejor jugador.

En la temporada siguiente, Alfonso siguió en la formación juvenil a las órdenes de Pepu Hernández, si bien el hecho de que este compaginara tales funciones con las de ayudante del técnico del primer equipo, Miguel Ángel Martín, en la Liga ACB, ayudó a que nuestro protagonista debutase en la máxima división del baloncesto nacional en la 40.ª y última jornada de la liga 1989-1990 (13 de mayo de 1990), en el Palau Blaugrana de Barcelona. El Estudiantes perdió (119-94) frente el cuadro culé.

Así, al lado de jugadores inolvidables para la afición estudiantil, como John Pinone, Rickie Winslow, Juan Antonio Orenga, José Miguel Antúnez, Nacho Azofra, Alberto Herreros o Carlos Montes, entre otros, el cordobés militó en el Estudiantes cuatro campañas, las dos primeras (1989-1990 y 1990-1991) con carácter testimonial –jugó un solo partido en cada una de ellas– y las dos siguientes (1991-1992 y 1992-1993) disfrutando de mayor responsabilidad como pívot suplente, con éxitos como el triunfo en la Copa del Rey de 1992, en Granada, el subcampeonato en esta competición en 1991 o las terceras posiciones alcanzadas en las ligas de 1991 y 1992.

Tras revelarse como un buen pívot bajo, el técnico Javier Imbroda lo trajo de regreso a Andalucía para jugar en el Unicaja de Málaga a partir de la temporada 1993-1994 y, gracias a su buen rendimiento, hasta la 1996-1997. Cuatro cursos en los que Alfonso dio el gran salto cualitativo individual, convirtiéndose en un gran jugador en el puesto de cuatro, de buenos movimientos en la zona y con carácter para fajarse con rivales de más altura. Ello le condujo a la selección nacional y contribuyó a que el club malagueño viviese la primera gran época de su historia, con el recordado subcampeonato de liga de 1995 y el triple –que no fue– de Mike Ansley. Junto al cordobés y el americano, formaban aquel compacto equipo los malagueños Nacho Rodríguez y Curro Ávalos, el ruso Serguei Babkov o el también estadounidense Kenny Miller, entre otros.

Gracias al estatus alcanzado, en la campaña 1997-1998 marchó por primera y única vez fuera de España –algo poco usual entonces para un jugador español–, concretamente a Francia y al Racing de Paris, donde vivió al principio de la campaña una de sus grandes experiencias deportivas al participar en el ya desaparecido Open McDonald’s –cuadrangular oficioso que enfrentaba a un equipo de la NBA y a tres conjuntos de la FIBA en una ciudad europea– y jugar contra los Chicago Bulls y Michael Jordan, del que recuerda que “se empleó al cien por cien”.

Después de la experiencia gala, retornó al baloncesto español para vivir una segunda etapa en el Estudiantes, aunque esta vez con un rol bien diferente al de sus comienzos. Un tercer cuatrienio –temporadas 1998-1999 a 2001-2002– en el que el cordobés, de titular, efectuó los mejores números de su carrera con 28/29 minutos de juego, 13/14 puntos y 6/8 rebotes de media en la liga regular. A sus espaldas, entre otras, el club madrileño volvió a ganar la Copa del Rey (2000) –Alfonso fue declarado el jugador más valioso del torneo–, llegó a la final de la Copa Korac en 1999 –el Barcelona le derrotó– y fue 3.º en la liga de 2000.

Cuando en la temporada 2002-2003 Javier Imbroda fue contratado como técnico del Real Madrid, este, por el conocimiento que tenía de Alfonso de su etapa en Unicaja, instó a su fichaje, el cual se materializó ese mismo año, con la consiguiente polvareda que levanta todo pase desde el Estudiantes al club blanco. Nuestro biografiado firmó por dos temporadas, las cuales, a las órdenes de Imbroda y del argentino Julio Lamas en la 2003-2004, fueron convulsas, ya que el equipo no se clasificó para las eliminatorias por el título liguero en la primera y perdió la final de la Copa ULEB, ante el Hapoel Jerusalén, en la segunda, en tanto que Reyes no disfrutó de tantos minutos de juego, sobre todo el segundo año, lastrado por una lesión.

En tales condiciones, marchó al CB Breogán de Lugo, ciudad de la que guarda un grato recuerdo y en la que se retiró del alto nivel tras tres campañas (2004-2005 a 2006-2007), dos en la liga ACB y la última en la Liga LEB, después del descenso sufrido en 2006 por el equipo que entonces dirigía Moncho López.

Jugador querido y apreciado por la afición por su carácter luchador –estuvo presente en cinco All Stars (1995, 1996, 1998, 1999 y 2001), siendo declarado MVP en 1998 y 2001– y luego de 18 temporadas en primeras ligas y de haber anunciado la retirada en abril de 2007, Alfonso siguió jugando una campaña más (2007-2008) en el CB Torrelodones, en la Liga EBA, donde en 27 partidos promedió 30 minutos, 15 puntos y 6 rebotes, si bien ya enfocando su futuro profesional fuera de las canchas.

Paralelamente a esta trayectoria de clubes, debido a la indudable calidad de su juego y su potencia, en sus primeros años se hizo un hueco en las selecciones nacionales promocionales, tales fueron los casos de la júnior, con la que jugó 39 partidos, y la sub-22, donde completó 10. Con la primera –equivalente a la actual sub-18– consiguió la medalla de bronce en el Campeonato de Europa Júnior de 1990, en Groninga (Holanda), por detrás de Italia y la Unión Soviética. Con la segunda, fue medalla de bronce –alineándose con el equipo B– en el oficioso torneo mundial celebrado en 1989 en la localidad turolense de Andorra y que ganó el primer equipo español.

Tras estos precedentes, Alfonso Reyes llegó a la selección absoluta de la mano del técnico Lolo Sáinz en un partido amistoso contra Italia (76-72) disputado el 20 de mayo de 1995, en Leganés (Madrid), como preparación para el que sería su primer campeonato oficial, el Europeo de ese año en Atenas (Grecia). Ahí, llevó a cabo el debut oficial –el 21 de junio frente a Turquía, de nuevo con triunfo español (85-70)– y la toma de posesión de su lugar en la selección, siendo el tercer jugador más utilizado y el segundo reboteador del equipo. A partir de ahí, sería un jugador fijo en los planes de Lolo Sáinz y de los siguientes dos seleccionadores, Javier Imbroda y Moncho López, hasta llegar a la cifra de 140 partidos de 1995 a 2003, siendo una pieza importante en aquellos equipos que antecedieron a la actual y gloriosa generación, igualmente con momentos propios de éxito.

Así, el pívot cordobés participó en dos campeonatos del mundo, los de Grecia 1998 y Estados Unidos 2002, en los que España se clasificó en 5.ª posición, y en cinco ediciones del Campeonato de Europa: Grecia 1995 (6.º), España 1997 (5.º), Francia 1999 (plata), Turquía 2001 (bronce) y Suecia 2003 (plata). Destacar estos dos subcampeonatos continentales, obtenidos luego de llegar a dos finales y perder en ambas ocasiones, primero ante Italia (56-64) y luego frente a Lituania (84-93), significando que ambas medallas de plata supusieron la clasificación para sendos Juegos Olímpicos.

Los primeros, los de Sídney 2000, constituyeron la primera y única experiencia olímpica de Alfonso Reyes, “agridulce –como él mismo la calificó– por la mala actuación deportiva y los imborrables recuerdos del mayor espectáculo del mundo”. Aquel equipo, dirigido por Lolo Sáinz y compuesto por los jóvenes Raúl López, Juan Carlos Navarro –los primeros júniors de oro que accedieron al equipo–, Alberto Herreros, Rodrigo de la Fuente, Jorge Garbajosa, Roberto Dueñas, Alberto Angulo, Iñaki De Miguel, Carlos Jiménez, Johnny Rogers y los andaluces Nacho Rodríguez y Alfonso Reyes no logró clasificarse para los cuartos de final tras una mala primera fase en la que, dentro del grupo B, solo ganó en el debut del 17 de septiembre a Angola (64-45) y, posteriormente, cayó frente a Rusia (63-71), Canadá (77-91), Serbia (65-78) y Australia (80-91). Como cierre del torneo, venció a China (84-64) por la 9.ª plaza.

Cuatro años después, para Atenas 2004, el discreto año realizado en el Real Madrid y su condición física por la reseñada lesión lastraron a Alfonso y ya no tuvo sitio en la rejuvenecida selección, de forma que el Europeo de Suecia significó el cierre de la etapa internacional de nuestro biografiado.

A su retirada del baloncesto, Alfonso Reyes Cabanás culminó la titulación de Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos en la Universidad Politécnica de Madrid, después de sobrellevar durante 17 años la carrera y sus compromisos baloncestísticos, y comenzó a trabajar de técnico de estudios en una constructora privada madrileña, labor que desempeñó durante más de seis años y hasta que en marzo de 2014 fue elegido presidente de la Asociación de Baloncestistas Profesionales (ABP) nacional. Actualmente, Alfonso vive en Madrid junto a su esposa, Clara, y sus hijos Alfonso y Elena y continúa desempeñando la titularidad de la ABP, luego de haber sido reelegido en marzo de 2017.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 10 de noviembre de 2020