Álvaro
Fernández
Álvaro Fernández Cerezo
07.04.1981
Nerja (Málaga)
Juegos Olímpicos | Deporte | Categoría | Prueba | Resultado |
---|---|---|---|---|
2004 Atenas (Grecia) | Atletismo | Masculina | 1.500 m | Puesto 16 |
Biografía de Álvaro Fernández Cerezo
Nacido el 7 de abril de 1981 en Nerja (Málaga), el pueblo más oriental de la comarca de la Axarquía y hermoso destino turístico debido a sus playas y a la sublime creación de la naturaleza que es la cueva homónima, Álvaro Fernández tomó contacto con el atletismo a los 9 años a través de unas pruebas estivales que el Club Nerja de Atletismo organizaba en el antiguo campo de fútbol de albero.
La pericia demostrada en las pruebas de fondo le acarreó el consejo del dirigente del club Enrique López Cuenca de que probase a entrenar, lo cual le llevó a ilusionarse con el atletismo y a apuntarse primero en la escuela atlética que posee el Colegio Público Joaquín Herrera y, después, igualmente por iniciativa propia, a incorporarse al grupo de trabajo de Juan Carlos Salcedo, entrenador nerjeño quien, gracias a sus conocimientos y didáctica, terminó por entusiasmar a Álvaro, dándole el pequeño impulso que necesitaba. Así nació el compromiso del malagueño con el rendimiento, al que daría rienda suelta dentro de la estructura del Nerja, el único club de su carrera deportiva.
Hablamos aún de un niño de 10 años, aunque con la idea clara de mejorar en aquello que le hacía feliz y le divertía, como era correr. Así, el nerjeño pronto comenzó a destacar con medallas en las diversas pruebas provinciales y andaluzas en las que compitió, paso previo a estar presente en los Nacionales para cadetes y luego juveniles, en los que subió al podio en pruebas como los 1.500 metros lisos y obstáculos y 3.000 metros.
Tales resultados la granjearon la atención de los técnicos y la llamada del equipo nacional para participar en los primeros Juegos Mundiales de la Juventud (World Youth Games), evento polideportivo auspiciado por el Comité Olímpico Internacional y que tuvo lugar en 1998 en Moscú (Rusia). Tal multitudinaria competición, reservada a deportistas menores de 17 años, no tuvo continuidad aunque sirvió de trampolín a los actuales Juegos Olímpicos de la Juventud y, en el ámbito atlético, fueron la antesala del Campeonato del Mundo juvenil, instaurado al año siguiente. Allí, estuvo presente el andaluz Fernández Cerezo, en la sede del estadio Luzhniki, si bien no logró pasar de las semifinales en 1.500 m, aunque aquella experiencia internacional le enseñó y le determinó su futuro atlético.
Por lo pronto, mostró la predilección del andaluz por la prueba de 1.500, de tanta tradición y competencia en España, y su deseo de emular a José Manuel Abascal, José Luis González, Fermín Cacho, Reyes Estévez o Andrés Díaz, iconos del atletismo español. Centrado exclusivamente en esta distancia, el año 2000 supuso el primer escalón en su ascenso hacia la gloria deportiva al convertirse en campeón de España júnior tanto en pista cubierta, en el Velódromo Luis Puig de Valencia, como al aire libre, en la pista de La Albericia, en Santander.
Ello le avaló para realizar el 22 de octubre su debut internacional en pruebas oficiales, dentro del Campeonato del Mundo júnior al aire libre, en Santiago de Chile, donde el andaluz accedió a la final de 1.500 m y se clasificó 10.º.
La progresión del joven Álvaro marchaba correctamente, pero su deseo de mejorar era grande, de modo que de acuerdo con su familia y entorno atlético tomó la decisión de ingresar en 2001 en la Residencia Joaquín Blume de Madrid para entrenar en el Centro de Alto Rendimiento. Este hecho provocaría un primer momento de crisis en nuestro protagonista. En Madrid todo era distinto –entrenador (Manuel Pascua Piqueras), sistemas de entrenamientos, compañeros, amigos– y la lejanía de su familia y su novia afectaron la moral de Álvaro, a lo que vino a sumarse una lesión de gravedad que le supuso más de cinco meses de paro deportivo.
Un cóctel de circunstancias que motivaron la vuelta a Nerja donde con ayuda psicológica y la cercanía de los suyos logró una recuperación total y el regreso a las pistas, a tiempo para conseguir –con solo dos meses de entrenamiento– la medalla de plata en el Campeonato de España promesa al aire libre, en Prat de Llobregat (Barcelona), y plaza de finalista en el Campeonato de España absoluto al aire libre, en Valencia.
Fernández Cerezo, con estos resultados, reconsideró su situación y en 2002 volvió a hacer las maletas para entrar de nuevo en la Blume, donde, esta vez sí, gracias a su trabajo continuado y la preparación de Pascua Piqueras, logró asentarse y experimentar la mejora que buscaba en la capital de España. Ello quedó abiertamente demostrado en las sensacionales campañas de 2003 y 2004, cuando se proclamó campeón de España promesa en pista cubierta en 2003, en Sevilla, y se hizo con la medalla de bronce en el Nacional absoluto en sala de 2004, en Valencia, y la de plata en la versión al aire libre de ese mismo año, celebrada en el Estadio Mediterráneo de Almería, donde, con la mínima olímpica realizada, se confirmó su inclusión en el equipo olímpico de Atenas 2004.
Con una participación de 38 atletas en la prueba de 1.500, el malagueño debutó en la capital helena el 20 de agosto, corriendo la primera serie con una asombrosa frialdad, pues se clasificó 3.º (3:38.34), solo por detrás de Hicham El Guerrouj y Rui Silva, y logró con holgura el pase a semifinales por puestos. Dos días después, en la nueva fase, acabó 7.º en la segunda carrera con un tiempo más discreto (3:42.01) que le dejó fuera de la final por apenas un segundo, ya que avanzaban de nuevo los cinco primeros de cada semifinal más los dos mejores tiempos, que correspondieron a la otra serie. Por tanto, en el global de la prueba, se le otorgó el 16.º puesto.
A la vuelta de Atenas, el 3 de septiembre, Fernández logró su mejor marca de siempre (3:32.88) en la reunión atlética de Bruselas, el Memorial Ivo Van Damme, un registro que supuso el primer puesto del ranking nacional del año y al que el talentoso andaluz no lograría ni acercarse en el siguiente ciclo olímpico, que fue cuando menos dificultoso.
La reproducción de la lesión de rodilla y el paso por el quirófano para operarla le impidieron desgraciadamente acudir al Campeonato de Europa absoluto en pista cubierta de 2005, disputado en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, aunque el acierto de una recuperación lenta y efectiva sí le llevó a poder disputar la temporada de aire libre, siendo 8.º en el Campeonato de España al aire libre, en Málaga, y 2.º del ranking español, con un tiempo de 3:35.57.
En 2006, totalmente recuperado, se alzó con la medalla de bronce en el Campeonato de España absoluto en pista cubierta, en San Sebastián, y el 4.º lugar en la versión al aire libre, en Zaragoza, pero no logró clasificarse por 7 centésimas para el Mundial en sala, celebrado en Moscú, ni para el Campeonato de Europa al aire libre, en Gotemburgo (Suecia), lo que le ocasionó una importante desmotivación y una merma en la ilusión y entrega en los entrenamientos que arrastró todo el año.
Tampoco fue fácil la campaña de 2007, pues con problemas de índole personal apenas pudo entrenar bien y solo destacó con un 5.º puesto en el Campeonato de España absoluto en pista cubierta, en Sevilla, y una 2.ª plaza en la Reunión de Oslo, con un buen tiempo de 3:36.40. Definitivamente no levantó cabeza en la decisiva campaña de 2008, en la que, con una discreta mejor marca de 3:38.20, el sueño de volver a estar en unos Juegos Olímpicos, Pekín 2008, se esfumó.
Realmente, ya nunca se volvería a ver la mejor versión del malagueño, quien, pese a todo, exhibió un empeño digno de alabanza por continuar esforzándose en los entrenamientos con el objetivo de intentar recuperar su mejor nivel en el ciclo olímpico de Londres 2012, a lo largo del cual abandonó la Residencia Blume, tras 9 años como interno, para volver a su casa en Nerja. Premio a su constancia, ofreció destellos de su clase en reuniones internacionales como las de Tánger, Zagreb, Atenas, Berlín, Bruselas y Rieti, o representando de nuevo a España cinco años después de haberlo hecho en los Juegos Olímpicos.
Sucedió en París, en el Decanation de 2009, cuando concluyó 4.º en 1.500, y en San Fernando (Cádiz) en 2010, al participar en los Campeonatos Iberoamericanos de Atletismo, esta vez en 3.000 metros, prueba que terminó en 5.ª posición (8:17.41).
Asimismo, en el ámbito doméstico, el andaluz no faltó a ninguna de las finales de 1.500 del Campeonato de España de 2009 a 2011, ni en sala ni al aire libre, aunque sin acceder a plazas de podio. Así, en 2009 fue 5.º en el Nacional de pista cubierta en Sevilla y 7.º al aire libre, en Barcelona; en 2010, 5.º en Valencia y 7.º en Avilés; y en 2011, 4.º en Valencia y 6.º en Málaga, respectivamente. Pero de nuevo el infortunio se cruzó en su camino en forma de lesión del tendón de Aquiles, con operación incluida en Madrid, motivo de una temporada 2012 totalmente en blanco y de que no volviese a competir hasta abril de 2013, 16 meses después de su última aparición en la pista.
Con 32 años, el bravo andaluz no pensaba en la retirada sino en la recuperación e incluso en volver a la elite apuntando, por qué no, a una mínima olímpica que le permitiera estar en los Juegos de Río de Janeiro 2016. Pese a su espíritu de lucha, la mejora se hizo lenta y los resultados no le acompañaron al nivel deseado. Así, en 2013, ni siquiera consiguió entrar en la final de 1.500 del Nacional al aire libre, en Alcobendas (Madrid), y en 2014 se alejó de las pistas como corredor profesional.
No obstante, su tenacidad y amor por el atletismo le llevaron a reaparecer en 2015 en el Campeonato de Andalucía y Nacional de clubes en pista, y fundamentalmente en la ruta como corredor de media maratón, prueba en la que en 2016 obtuvo la 8.ª plaza en la categoría de mayores de 35 años en el Campeonato de Europa de veteranos, en Villa Real de San Antonio (Portugal). En años posteriores, siempre en eventos para veteranos, ha sido 5.º en el Europeo de Aarhus (Dinamarca) 2017, subcampeón continental en Madrid 2018 y 4.º en el Mundial de Málaga 2018, los tres resultados en la prueba de 1.500.
Actualmente, Álvaro vive en Nerja junto a su pareja, Ana Cerezo, antigua atleta, y sus dos hijas, Ángeles y Valentina. En su pabellón trabaja como conserje y disfruta de la práctica atlética aficionada por vocación y pasión, y con el deseo –tras obtener el título de entrenador– de poder transmitir a chavales de su pueblo los valores del deporte que es su vida.
Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 3 de noviembre de 2020