Cecilio
Leal
Cecilio Leal Sánchez
16.01.1972
Almería
Juegos Olímpicos | Deporte | Categoría | Prueba | Resultado |
---|---|---|---|---|
1992 Barcelona (España) | Halterofilia | Masculina | 60 kg | Puesto 23 |
Biografía de Cecilio Leal Sánchez
Deportista de gran precocidad, no en vano alcanzó la condición de olímpico siendo júnior, Cecilio Leal nació el 16 de enero de 1972 en Almería, hijo de Rafael y Luisa. Llegó a la halterofilia como bien podía haberlo hecho a cualquier otra modalidad deportiva y en esta ruleta de la fortuna mediaron dos factores fundamentales. Por un lado, la intervención de un enamorado de este deporte como es el entrenador almeriense Rafael Martín Viedma, quien supo ilusionar a Cecilio por las barras y las halteras cuando contaba con solo 12 años. Y, por otro, la situación del gimnasio en el que el técnico comenzó a instruirle –un centro que la Federación Almeriense de Halterofilia tenía en el Club de Pesca Almería–, justo al lado de la casa de nuestro protagonista.
Con los colores del CP Almería –el otro club de su vida deportiva ha sido el San Juan Bosco de Linares (Jaén)– y después de únicamente dos años de práctica, el almeriense obtuvo el 28 de junio de 1986 el primer éxito competitivo en forma de medalla de oro infantil de la categoría de 48 kg en la primera edición del Campeonato de España infantil y juvenil. Este título le ocasionó la adjudicación de una beca por parte de la Federación Española de Halterofilia –por decisión del seleccionador nacional, el sevillano Juan José González Badillo– para vivir y entrenar a partir de 1987 en la Residencia Joaquín Blume de Madrid, con mejores calidades de las que en aquel momento tenía en Almería, aunque obviamente la marcha a Madrid deparó la renuncia a las actividades propias de un adolescente y el alejamiento de la familia.
Con tales condiciones para entrenar, el talentoso y sacrificado levantador andaluz caminó en la senda de la progresión connatural a su edad, haciéndose con los títulos nacionales en liza –de 52 kg en 1987 y de 56 kg en 1988, infantil y juvenil, respectivamente– e incorporándose en 1988 al equipo nacional absoluto, con el que debutó logrando la medalla de plata en 52 kg en el Campeonato de la Comunidad Económica Europea, en Estrasburgo (Francia).
La temporada 1989 asistió a un nuevo paso adelante del almeriense ya que, tras revalidar la medalla de oro nacional juvenil, en Madrid, Cecilio acabó en 7.ª posición el Campeonato del Mundo júnior celebrado en Fort Lauderdale (Estados Unidos) y se alzó con la medalla de bronce (237,5) en el Campeonato de Europa júnior, en Sarajevo (Yugoslavia), siempre en la categoría de 56 kg.
Al año siguiente (1990), el andaluz subió de categoría de peso y se instaló en los 60 kg, presentando su candidatura para ser el representante nacional en el peso pluma en los ya cercanos Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, en los que la halterofilia española tenía plaza asignada de oficio en todas las pruebas. Por ello, los resultados de esta campaña no pudieron ser más importantes para las aspiraciones de este joven advenedizo de 18 años que se proclamó campeón nacional júnior y subcampeón absoluto, en Melilla, y terminó en 4.º lugar tanto el Mundial júnior de Sarajevo (Yugoslavia), con 257,5 kilos, como el Europeo júnior de La Valeta (Malta), con 247,5.
Sin margen para el descanso en la cruel carrera olímpica, Cecilio firmó una consistente temporada de 1991 en la que demostró estar en su mejor forma, con logros como la medalla de plata (255 kilos) en el Campeonato de la Comunidad Europea –en Loures (Portugal)– y en los Juegos Mediterráneos de Atenas –segundo en arrancada y tercero en dos tiempos–, el 5.º puesto (237,5) en el Campeonato del Mundo júnior, en Magdeburgo (Alemania), la 4.ª posición en dos tiempos en el Europeo júnior de Varna (Bulgaria) y, sobre todo, el estreno en el Campeonato del Mundo absoluto celebrado en Donaueschinge (Alemania), donde acabó 12.º con un total de 260 kilos.
De este modo sobrevino el año de 1992 en el que la suerte no fue esquiva para el bravo halterófilo andaluz quien, finalmente, tras refrendar en los meses de marzo y mayo su buen momento físico –bronce (257,5) en el Campeonato de la Comunidad Europea en Ostia (Italia) y 7.º (260) en el Campeonato del Mundo júnior en Varna (Bulgaria)–, fue el elegido en su peso para desfilar en el Estadio Olímpico de Montjuich.
Con la aspiración de estar entre los diez primeros en la prueba de 60 kg de Barcelona 1992, a tenor de sus marcas acreditadas, pero con una significativa merma física causada por una enfermedad padecida semanas antes de los Juegos y que condicionó su rendimiento, debutó el 28 de julio levantando un total de 255 kilos –115 en arrancada y 140 en dos tiempos, en ambos casos en la primera tentativa, y fallando en 120 y 145, respectivamente–, lo que le relegó a la 23.ª plaza (entre 31 competidores), a 65 del gran Naim Süleymanoglu, de Turquía, medalla de oro.
Como referencia a su papel, indicar que un año antes, en los Mediterráneos de Atenas, nuestro biografiado había obtenido la medalla de plata con 265 kilos y que cuatro meses después de los Juegos, a finales de noviembre, levantó 270 kilos para hacer suya la medalla de bronce –plata en arrancada y dos tiempos– en el Campeonato de Europa júnior celebrado en Cardiff (Gales).
Insatisfecho con su actuación en los Juegos y animado por el nuevo metal continental obtenido en la recta final del año 1992, Cecilio Leal emprendió el nuevo ciclo olímpico con la idea de mejorar en las siguientes Olimpiadas, Atlanta 1996, en las que, por una cuestión natural de edad, debería haber ofrecido la mejor versión de sí mismo.
Así, en 1993, el almeriense participó por segunda vez en el Campeonato del Mundo absoluto –en Melbourne (Australia)– obteniendo una digna 15.ª posición (260) en 59 kg, si bien en el nuevo período todas las demás actuaciones de Cecilio Leal se llevaron a cabo en la categoría de 64 kg. En ella y dentro de la temporada de 1993, fue seleccionado para sus segundos Juegos Mediterráneos, en Languedoc-Rosellón (Francia) –4.º en dos tiempos–, retornó al Campeonato de la Comunidad Europea, en Atenas, donde fue medalla de bronce en arrancada (115), y debutó en el Campeonato de Europa absoluto –en Sofía (Bulgaria)– con un discreto 11.º puesto (262,5).
En 1994, el andaluz volvió a los dos certámenes continentales. En marzo, en el Campeonato de la Comunidad Europea que tuvo lugar en Saint-Pol-sur-Mer (Francia), consiguió la 4.ª posición (265), y en mayo, en el Europeo absoluto celebrado en Sokolov (República Checa), fue 13.º (260).
Sin embargo, durante esta campaña nuestro protagonista comenzó una reflexión a fondo sobre su futuro, sobre circunstancias como la extrema dedicación que requería la halterofilia, los días de concentración, el nivel que había de exigirse para intentar una clasificación olímpica muy difícil sin plazas de oficio, el retorno que un deporte minoritario como la halterofilia podía darle en el futuro, las experiencias reales vividas por otros compañeros después de sus vidas deportivas, etc. Estos pensamientos desembocaron en la toma de una decisión irreversible como fue la retirada del rendimiento deportivo en 1995, con solo 23 años, quizás cuando tuvo la madurez suficiente para entender, asimilar y rentabilizar su aprendizaje en las competiciones. Un abandono voluntario del que todavía Cecilio recuerda y espera las promesas de futuro efectuadas por algunas autoridades políticas y deportivas.
Una vez dio el paso de dejar el deporte, como él dice tuvo que buscarse la vida y no sin dificultades, con la ayuda de su familia, se hizo con un camión que ha sido y es su medio de vida como transportista y repartidor en la ciudad que le vio nacer, Almería. Allí vive con su mujer, Elisa Isabel, y sus dos hijos, Cecilia e Ismael.
No obstante, nunca llegó a “divorciarse” de la halterofilia. Parte del poquísimo tiempo libre que su trabajo le ha dejado lo ha empleado en algunas ocasiones ejerciendo de árbitro en competiciones de ámbito local –obtuvo el título de entrenador nacional y juez de halterofilia. Más recientemente, volvió a los entrenamientos desde una vertiente lúdica y en 2015 sintió de nuevo la adrenalina de la competición participando en el primer Campeonato de España máster, llevado a cabo en Gandía (Valencia), donde se proclamó campeón nacional en la categoría de edad de 40 años dentro del peso de 69 kg, con un total de 220 kilos, siendo el halterófilo con mayor puntuación de su rango de edad.
Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 23 de noviembre de 2020