Diego García Montoro

Biografía de Diego García Montoro

Nacido el 3 de junio de 1895 en la localidad granadina de Santa Fe, Diego García Montoro es, sin duda alguna, una de las personalidades más desconocidas y a la par más significativas del Olimpismo en Andalucía por cuanto es el deportista andaluz que más actuaciones acumula en la historia de los Juegos merced a los 129 combates disputados en sus dos participaciones olímpicas, con un balance de 64 triunfos (36 en individuales y 28 por equipos), 2 empates (2 y 0) y 63 derrotas (23 y 40).

Poco se conoce de sus primeros años, más allá de su traslado desde tierras andaluzas a Madrid, donde se formó académicamente como discípulo del presbítero doctor Nicasio Villanueva, siendo un sobresaliente estudiante y bachiller, etapa esta última en la que debió conocer el deporte de la esgrima y comenzar su práctica.

En esta modalidad fue evolucionando hasta convertirse en uno de los tiradores españoles más destacados de la primera mitad del siglo XX, inaugurando su carrera deportiva en cuanto a logros competitivos significativos se refiere en octubre de 1920 cuando, durante un torneo nacional organizado en San Sebastián (Guipúzcoa) por la Real Sociedad de Esgrima, con la presencia de la flor y nata de la esgrima española, terminó segundo en espada por detrás de Diego Díez de Rivera. Curiosamente, nuestro biografiado recibió por parte del cronista de Abc el calificativo de “el joven Diego” para distinguirlo del campeón, cuando este era un año menor que el granadino, que contaba con 25 años.

Partiendo de aquella presentación en sociedad, el nivel de Diego García fue confirmándose entre los mejores en las siguientes temporadas, con plenos avales para aspirar a la participación en los Juegos Olímpicos de París 1924.

Para el acceso al equipo nacional que tenía previsto acudir al certamen olímpico, la Federación Nacional de Esgrima –constituida ese mismo año de 1924– convocó dos pruebas de selección, llevadas a cabo el 13 de abril en el Casino de Madrid, para sable y espada, y el 31 de mayo en el Círculo Militar de Barcelona, para florete. En la primera de ellas, nuestro protagonista se clasificó en 3.ª posición en espada, con 9 victorias, por detrás del conde de Asmir (10 victorias) y Fernando García (9). Posteriormente, en Barcelona, el andaluz no logró una de las tres plazas individuales en juego en florete –recayeron en Díez de Rivera, Félix de Pomés y Salvador García–, aunque sí una plaza de reserva para la prueba por equipos.

Precisamente en florete por equipos, Diego García debutó en los Juegos Olímpicos el 27 de junio de 1924, en el Velódromo de Invierno parisino, aunque con poca fortuna, pues el equipo español quedó apeado de la competición en la primera ronda, luego de caer ante Francia y Hungría en su grupo. Sin embargo, en espada las tornas cambiaron y el conjunto formado por el andaluz, los madrileños José Manuel Delgado y Díez de Rivera y el barcelonés Félix de Pomés llegó a semifinales, donde Italia y Bélgica –había dos grupos de tres y pasaban a la final de cuatro las dos primeras naciones de cada grupo– le apartaron de la final.

Un brillante 5.º puesto –entre 16 equipos– que espoleó a nuestro protagonista en la competición individual –10 y 11 julio–, en la que acabó primero de su grupo tanto en la fase previa –grupo 7, con 8 victorias y 1 derrota– como en cuartos de final –grupo 1, con 7 triunfos y 3 derrotas–, si bien resultó eliminado en semifinales con el pase a la final muy cerca: acabó 7.º del pool 2, con 4 victorias y 7 derrotas y pasaban a la final de doce los 6 primeros de cada grupo. En el sumario de la prueba, ocuparía un oficioso puesto del 13.º al 24.º.

Tras la primera experiencia olímpica y asentado en la elite, la presencia de Diego García Montoro en el equipo olímpico español para los Juegos de Ámsterdam 1928 era vox populi en enero de ese año, al igual que las de Diego Díez de Rivera y José Delgado, tanto en florete como en espada. La competición en tierras holandesas fue de nuevo larga e intensa para el andaluz, que estuvo tirando desde el 29 de julio al 7 de agosto en cuatro pruebas distintas.

Para empezar, de nuevo en florete colectivo, torneo en el que España fue otra vez eliminada en la primera ronda. En la versión individual, el andaluz cayó igualmente en la ronda inicial al terminar 4.º de su grupo –con 2 triunfos y 3 derrotas– a un solo puesto del pase a semifinales y correspondiéndole un puesto oficioso general del 25.º al 54.º.

Como sucedió cuatro años antes, la espada fue la mejor arma del granadino. Primero, contribuyó sólidamente a que España reeditase el 5.º puesto por conjunto de 1924, luego de alcanzar las semifinales –donde el combinado nacional perdió ante Francia, Bélgica y Estados Unidos–, y al día siguiente rozó las semifinales en la prueba individual, luego de ser campeón de grupo en la primera ronda –7 triunfos y 2 derrotas– y resultar eliminado en cuartos de final –7.º del grupo 3, con 5 triunfos y 6 derrotas, a un puesto del pase–, lo que le otorgaría un puesto extraoficial entre el 19.º y el 36.º.

Con vistas a los Juegos Olímpicos de 1932, la federación nacional dio a conocer al principio de esa temporada un equipo de cuatro tiradores fijos para competir en Los Ángeles. En él figuraba Diego García Montoro junto a sus fieles Diego Díez de Rivera y José Manuel Delgado, pero finalmente España solo viajó a California con una exigua representación en vela y tiro olímpico.

Esta es la última referencia vital que hemos logrado de nuestro protagonista.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 14 de noviembre de 2020