Elena
Benítez
Elena Benítez Morales
26.10.1966
París (Francia)
Juegos Olímpicos | Deporte | Categoría | Prueba | Resultado |
---|---|---|---|---|
1988 Seúl (Corea del Sur) | Taekwondo | Femenina | -60 kg | Puesto 5 |
1992 Barcelona (España) | Taekwondo | Femenina | -65 kg | Medalla de oro |
2000 Sídney (Australia) | Taekwondo | Femenina | -67 kg | Puesto 9 |
Biografía de Elena Benítez Morales
La mejor deportista del siglo XX según consideración de la Real Federación Española de Taekwondo y campeona –olímpica, mundial, europea y nacional– de todo lo posible, nació curiosamente en la capital de Francia, París, el 26 de octubre de 1966, si bien cuando contaba con 8 años de edad toda la familia –sus padres, Cristóbal y Elena, y sus hermanos menores, María José y Pedro– regresó a España para instalarse en San Pedro de Alcántara, localidad del municipio de Marbella (Málaga) y en la que esta amable, simpática y bondadosa mujer vivió, creció y disfrutó hasta que el deporte que convirtió en su modo de vida se la llevó de nuevo fuera de Andalucía.
Atraída por las artes marciales, siendo gran aficionada al visionado de películas de este género, fundamentalmente del actor Bruce Lee, descubrió la belleza, agilidad y plasticidad del taekwondo en 1984, a los 18 años de edad, en el sampedreño club Korio, bajo la mirada de su primera entrenadora, Ana Millán Cereto, quien le enseñó las primeras lecciones y secretos de esta modalidad deportiva, aunque en esos momentos Elena veía el deporte más como una manera de estar en forma y sentir el “ambientillo” del gimnasio que con un afán competitivo.
Este último propósito se apoderaría más tarde de la malagueña, quien terminaría entregándose con absoluta dedicación al entrenamiento, circunstancia que le impidió desarrollar los estudios superiores que comenzó en su etapa universitaria en Granada (primero Información y Turismo y, posteriormente, Psicología y Publicidad). La apuesta por el taekwondo era clara y su maestro en estos albores del alto rendimiento fue, en el marco del gimnasio Kukkiwon, José Manuel Fernández, técnico con el que llegó a formar un dúo muy compenetrado y cuyos primeros frutos se recogieron en 1986.
Ese año, Benítez se impuso en el Campeonato de Andalucía y, a continuación, en el de España, título que, como ella recuerda, le supuso la convocatoria instantánea –“me preguntaron en la misma grada si tenía el pasaporte en regla”– para representar a España en el Campeonato de Europa de esa temporada, en Seefeld (Austria), lo que significaba su debut internacional. Y ¡qué debut! Llegó a semifinales y logró la medalla de bronce.
Este fue el principio de una carrera deportiva internacional rutilante, en la que participó en 3 Juegos Olímpicos, 6 campeonatos mundiales y 7 campeonatos de Europa (de la European Taekwondo Union), detallando que compitió en la categoría de peso ligero (-60 kg) hasta 1991 y en la categoría de peso welter (-65 kg y, a partir de 1998, -67 kg) desde la temporada 1992.
Los Mundiales a los que asistió Elena como deportista fueron los de Seúl 1989, Atenas 1991, Nueva York 1993, Manila 1995, Hong Kong 1997 y Édmonton 1999, destacando la medalla de bronce conseguida en 1989 y, sobre todo, el título mundial de 1999, derrotando en la final a la holandesa Mirjam Muskens. En el ámbito continental, participó en los Europeos de Seefeld 1986, Aarhus 1990, Valencia 1992, Zagreb 1994, Helsinki 1996, Eindhoven 1998 y Patrás 2000, con un balance de 2 medallas de oro (1996 y 1998), dos de plata (1994 y 2000) y dos de bronce (1986 y 1990).
A estos resultados, hay que añadir la medalla de oro en el Campeonato del Mundo Universitario de 1992, celebrado en Guadalajara (México), y tres triunfos en la Copa del Mundo, en 1994 (Georgetown, Islas Caimán), 1996 (Río de Janeiro, Brasil) y 1997 (El Cairo, Egipto), así como la medalla de bronce en 1998 (Sindelfingen, Alemania).
Un currículum que hay que leer con respeto y que encabezan las tres presencias de la malagueña en los Juegos Olímpicos. Debutó en Seúl 1988 a la vez que lo hizo el taekwondo en el programa olímpico como modalidad deportiva de exhibición, habida cuenta el hecho de su origen surcoreano. En aquella ocasión, la jovencísima Elena cayó en la 1.ª ronda del peso ligero (-60 kg) ante la holandesa Jolanda Van Duren y se clasificó en la 5.ª posición, empatada con las otras tres derrotadas en cuartos de final (solo hubo 8 luchadoras).
El camino hacia la inclusión del taekwondo como deporte olímpico oficial fue largo y Elena quiso ser protagonista del mismo, comprometiéndose plenamente con este deporte e incorporándose en 1988 como residente del Centro de Alto Rendimiento de San Cugat del Vallés (Barcelona), sitio en el que pasaría doce años (hasta 2000) bajo la dirección de Ireno Fargas y dentro del equipo nacional.
Cuatro años después de Seúl y con mayor experiencia, como no podía ser de otra manera, la malagueña estuvo en sus segundos Juegos, Barcelona 1992, en los que el taekwondo repitió el carácter de deporte de exhibición y donde, en la sede del Palau Blaugrana, la andaluza terminó siendo la mejor de las 8 contendientes en la categoría welter, ganando el 3 de agosto la medalla de oro al derrotar en cuartos a la neozelandesa Maureen Bell, en semifinales a la americana Jennifer Laney y en la final a la francesa Brigitte Geffroy. Unas horas antes, la malagueña Theresa Zabell, en vela, se había convertido en la primera campeona olímpica de la historia del deporte andaluz.
Ausente de Atlanta 1996, el taekwondo regresó en 2000 a los Juegos, aunque esta vez por la puerta grande pues había culminado la gran espera: en Sídney 2000 integró por fin el programa oficial de los Juegos. Y para la ocasión, España se presentaba con una Elena Benítez campeona del mundo, título logrado el año anterior. Por ello, la eliminación de la andaluza en la 1.ª ronda frente a la finlandesa Kirsimarja Koskinen (por 0:7), llevándola a la 9.ª plaza entre 12 contendientes del peso welter, constituyó una gran sorpresa y una decepción enorme, sobre todo para ella, quien a su regreso a España comunicó la retirada, con 34 años de edad.
Ese mismo año 2000 ingresó en la Real Orden del Mérito Deportivo, en la categoría de medalla de oro, y emprendió una nueva vida, pero siempre vinculada al deporte que tantas alegrías y sufrimientos –sobre todo en cuestiones de pesaje– le acarreó, pues se quedó en el CAR de San Cugat del Vallés, donde ha sido tutora de deportistas, entrenadora de la federación española y seleccionadora nacional hasta que en mayo de 2014 accedió al cargo de directora técnica de la propia federación, que sigue ocupando en la actualidad.
Antes de eso, en octubre de 2013, el pueblo que la vio crecer, San Pedro de Alcántara, quiso que el nombre de su deportista más insigne pasara a ser parte de la cotidianeidad local, bautizando como Elena Benítez el Palacio Municipal de Deportes. Poco después, en 2014, la propia Elena dejó Cataluña para instalarse de nuevo en San Pedro. En 1989 y 1992 recibió el Premio Andalucía de los Deportes.
Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 4 de diciembre de 2020