Enrique
Talavera
Enrique Talavera Rubio
15.01.1967
París (Francia)
Juegos Olímpicos | Deporte | Categoría | Prueba | Resultado |
---|---|---|---|---|
1988 Seúl (Corea del Sur) | Atletismo | Masculina | 100 m | Puesto 51 |
1988 Seúl (Corea del Sur) | Atletismo | Masculina | 4x100 m | No terminó |
1992 Barcelona (España) | Atletismo | Masculina | 4x100 m | Puesto 11 |
Biografía de Enrique Talavera Rubio
A Enrique Talavera podría calificársele de uno de los grandes velocistas andaluces de siempre por su solidez en las grandes competiciones –no faltó a ninguna– y la calidad de las marcas logradas durante dos lustros de actividad a gran nivel, no en vano su mejor registro personal en 200 metros (20.79) aún permanece entre las veinte mejores marcas españolas de la historia y el de 60 lisos en sala (6.66) está en undécimo lugar.
Nacido el 15 de enero de 1967 en París (Francia), a los 6 años su familia se trasladó a Algeciras, localidad gaditana en la que ha pasado la mayor parte de su vida y donde comenzó el aprendizaje atlético en 1984 a la tardía edad de 17 años bajo unas condiciones nada propicias para obtener un deportista de alto nivel: sin pista de atletismo ni club de pertenencia, utilizando un colegio y entrenando sin competir. Sin embargo, las ganas de Enrique y el tesón de su primer entrenador, Paco Medina, apodado “el Rey”, bastaron para que en solo dos años de aprendizaje y práctica el joven corredor se presentase –con los colores del Club Atlético de Algeciras– en la primera edición del Campeonato de España promesa en pista cubierta que tuvo lugar en 1986 en Valencia y venciese el 1 de marzo en la final de 60 lisos.
Un sorprendente triunfo que le ocasionó el debut internacional en el también primer Campeonato del Mundo Júnior al aire libre, celebrado en Atenas (Grecia) en el mes de julio y donde el andaluz acabó 36.º en 100 y 12.º en relevos 4×100.
Aunque como promesa volvería a conquistar dos títulos nacionales en las siguientes temporadas –el de 100 en 1987 y el de 60 lisos en 1988–, ya a partir de 1987 compitió con solvencia en la categoría absoluta, dando comienzo a una notable singladura en la que impuso su sello en los campeonatos nacionales y se convirtió en un miembro casi insustituible del equipo nacional, donde simultaneó comparecencias en 100 metros, relevos 4×100 y 200 metros al aire libre y en 60 lisos en la campaña invernal. Todo ello entrenando con Paco Medina y en Algeciras hasta el término de la campaña de 1988 –por tanto, incluida la participación en los Juegos de Seúl– y, desde 1989, en el Centro de Alto Rendimiento de San Cugat del Vallés (Barcelona), al objeto de preparar las Olimpiadas de Barcelona 1992, camino en el que estaría bajo la tutela de José Luis Sánchez Paraíso, Antonio Postigo, Carlos Gil y su ex compañero de fatigas en el relevo Valentín Roncadio.
Ese año de la marcha a Barcelona, dos hechos destacables acaecieron en la cotidianeidad de nuestro protagonista, como fueron el fichaje por la Asociación Atlética Moratalaz, el Larios, legendario club madrileño con el que levantaría en cinco ocasiones (1990, 1991, 1992, 1994 y 1995) la copa de campeón de Europa de clubes, y una importante lesión en el pie izquierdo que le apartó de la competición casi toda la temporada 1989, teniendo como única actuación reseñable la posta en el relevo 4×100 español que tomó parte como anfitrión (9.º) en la Copa del Mundo llevada a cabo en Barcelona en el mes de septiembre.
Así las cosas, el palmarés de Enrique Talavera no dejó de crecer en todos estos años en la elite, debiendo destacar que en el plano doméstico se apoderó de cuatro medallas de oro en los campeonatos de España, tres en 100 metros (Jerez de la Frontera 1990, Barcelona 1991 y Gandía 1993) y una en 200 metros bajo techo (Sevilla 1991), además de sendas medalla de plata en 100 metros en Barcelona 1987 y Vigo 1988.
Como internacional y al margen de su doble participación en los Juegos Olímpicos, que reseñamos al final, nuestro protagonista compitió en todas las grandes citas posibles. Así, en el Campeonato del Mundo al aire libre debutó con solo 20 años en la segunda edición, que tuvo lugar en Roma en 1987, alcanzando la 16.ª posición en 4×100 junto a Juan José Prado, Miguel Ángel García Larrañaga y José Javier Arques. Cuatro años después, en Tokio 1991, fue cuartofinalista (28.º) en 200 metros y 12.º en 4×100, en compañía de los sevillanos Luis Rodríguez y Miguel Ángel Gómez Campuzano, y Juan Jesús Trapero. Definitivamente, Talavera disfrutó de su tercer y último Mundial en Stuttgart 1993, obteniendo resultados parecidos: eliminado (34.º) en las series de 100 metros a dos centésimas del pase a cuartos de final y 12.º en 4×100, junto a Trapero, Pedro Pablo Nolet y Jordi Mayoral.
Paradójicamente, en los campeonatos de Europa estuvo menos presente que en los mundiales, ya que solo llegó a representar a España en los dos certámenes disputados en 1990, el de pista cubierta en Glasgow (8.º en 60 lisos) y el de aire libre en Split (Yugoslavia), donde se multiplicó al firmar el 10.º puesto en 100, el 15.º en 200 y el 6.º en 4×100, ayudando a batir en la sensacional final –Francia rebajó el tope mundial– el récord de España con un tiempo de 39.10 junto a Florencio Gascón, Arques y Luis Rodríguez.
Si hablamos de medallas en el concierto internacional, estas llegaron para Enrique en los Juegos Mediterráneos, los Campeonatos Iberoamericanos y la Westathletic. En los primeros, participó en Latakia 1987 (5.º en 100 y plata en 4×100 con Rocandio, Prado y García) y Atenas 1991 (plata en 4×100 con Trapero, Gómez Campuzano y Luis Turón).
En los Iberoamericanos, hizo acto de presencia en Ciudad de México 1988 (6.º en 100 y plata en 4×100 con Arques, Rocandio y Florencio Gascón), Manaos 1990 (bronce en 100 y plata en 4×100 con Carlos Ahijado, Gascón y Turón) y Sevilla 1992 (7.º en 200 y plata en 4×100 con Arques, Sergio López y Trapero). Por último, acudió dos veces a la Westathletic: Bruselas 1988 (plata en 4×100 con Arques, Gascón y Rocandio) y Bruselas 1992 (5.º en 200 y oro en 4×100 con López, Gascón y Trapero).
El cumplimiento de las marcas mínimas exigidas permitió que nuestro biografiado cumpliese muy joven (21 años) el sueño de todo deportista, como él afirma, tal es participar en unos Juegos Olímpicos. Sucedió en 1988 en Seúl, una ciudad que fascinó al gaditano y en la que el elevadísimo nivel de la prueba de 100 metros, con 102 inscritos, impidió que Enrique Talavera transitara más allá de la primera ronda del 23 de septiembre. Quinto clasificado (10.61) en la serie duodécima, quedó, eso sí, muy cerca del pase a cuartos de final por tiempos. Una semana más tarde, el relevo corto formado por Talavera, Javier Arques Ferrer, Florencio Gascón Álvarez y Valentín Rocandio Cliveti fue descalificado en la tercera serie de primera ronda.
Cuatro años después, los técnicos responsables de la velocidad y del relevo corto en España volvieron a confiar en el andaluz para que participase en los Juegos de la XXV Olimpiada de Barcelona 1992, al lado del veterano Javier Arques y los debutantes Sergio López Aplanes y Juan Jesús Trapero Hidalgo. Esta vez, el cuarteto sí superó la primera ronda (2.º en la cuarta serie, con 39.60) y se quedó a solo 16 centésimas de lograr el objetivo de entrar en la final (5.º en la segunda semifinal, con 39.62), clasificándose 11.º en la general final.
La carrera deportiva de Enrique Talavera, quien tras la Olimpiada de 1992 abandonó Barcelona y marchó a vivir a La Coruña, declinó a partir de 1994 hasta la retirada efectiva de las pistas en 1995 debido al cansancio físico y mental y las concentraciones acumuladas en casi diez años en el alto nivel. A su marcha del atletismo, comenzó a trabajar en Vigo como diseñador gráfico en la empresa privada y por cuenta propia. Más adelante volvió a su tierra de Algeciras y se integró en la redacción deportiva del diario El Faro Información.
Actualmente, sigue viviendo en Algeciras junta a su hija y entrena a jóvenes atletas del Promoción Algeciras en el estadio que el pueblo de Algeciras tuvo a bien bautizar con el nombre de su atleta más insigne, Enrique Talavera.
Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 6 de noviembre de 2020