Fernando
Gómez
Fernando Gómez Doblas
16.10.1965
Málaga
Juegos Paralímpicos | Deporte | Categoría | Prueba | Resultado |
---|---|---|---|---|
1996 Atlanta (EE.UU.) | Atletismo | Masculina | 100 m T35 | Medalla de plata |
1996 Atlanta (EE.UU.) | Atletismo | Masculina | 200 m T34-35 | Medalla de plata |
1996 Atlanta (EE.UU.) | Atletismo | Masculina | 400 m T34-35 | Medalla de plata |
1996 Atlanta (EE.UU.) | Atletismo | Masculina | 4x100 m T34-37 | No terminó |
2000 Sídney (Australia) | Atletismo | Masculina | 100 m T36 | Puesto 4 |
2000 Sídney (Australia) | Atletismo | Masculina | 200 m T36 | Puesto 5 |
2000 Sídney (Australia) | Atletismo | Masculina | 400 m T36 | Puesto 5 |
2000 Sídney (Australia) | Atletismo | Masculina | 4x100 m T38 | Puesto 8 |
2000 Sídney (Australia) | Atletismo | Masculina | 4x400 m T38 | Puesto 4 |
Biografía de Fernando Gómez Doblas
De todos los deportistas andaluces afectados de parálisis cerebral que han participado en unos Juegos Paralímpicos, el más laureado con diferencia es el atleta Fernando Gómez Doblas, especialista en pruebas de velocidad, dominador nacional durante tres lustros de las distancias de 100, 200 y 400 metros dentro de su categoría y concursante de éxito en acontecimientos internacionales, destacando sobremanera las tres medallas de plata que obtuvo en los Juegos de Atlanta 1996.
Hijo de Fernando y Marta y mayor de dos hermanos, Fernando nació en Málaga capital el 16 de octubre de 1965 tras un parto difícil que terminó complicándose –debido al elevado peso que tenía (6 kilos)– hasta el punto de provocarle la parálisis cerebral que padece.
Nuestro protagonista tuvo una infancia académica ajetreada por cuanto pasó por hasta cuatro colegios –Puertosol, Virgen del Rocío, Mar Menor y La Campana (Nueva Andalucía)– hasta terminar los estudios básicos y, a continuación, hizo y concluyó la Formación Profesional en la rama de Administración dentro del Instituto Santa María de los Ángeles, lugar donde comenzó a practicar atletismo en 1982, con 16 años. Atleta espigado, de buena zancada y disciplinado, su progresión fue muy lenta hasta llegar a la elite y en ella destacaría la guía técnica y tutela que ejerció sobre él el entrenador Luis Miguel Calderón, de reconocida labor en la provincia de Málaga.
Realmente, Fernando irrumpió en la escena atlética nacional tras los Juegos Paralímpicos de Barcelona, a los que no asistió, a cuya estela se desarrolló con fundamento el deporte adaptado español y, en concreto, las modalidades deportivas para personas con parálisis cerebral. El malagueño, que tenía ya 27 años, llegó algo tarde, pero lo hizo para quedarse. Así, en 1993 puso su primera pica ganando en el Campeonato de España nada menos que cinco medallas de oro, todas las distancias desde los 100 a los 1.500 metros, y desde ese año hasta 2007, con los colores del Club Deportivo Amappace Málaga, fue un habitual poblador del podio, llegando a acumular 37 títulos nacionales.
En 100 metros, ganó en 14 de las 15 ediciones transcurridas –fue plata en 1996– y en 200 metros se impuso en 11 ocasiones (1993, 1994, 1995, 1997, 1998, 1999, 2000, 2002, 2003, 2004 y 2006) y en tres fue subcampeón (2001, 2005 y 2007). Ya en 400 lisos, fue primero en 1993, 1994, 1995, 1997, 1998, 1999, 2001 y 2002, segundo en 2000 y tercero en 2003. En medio fondo, ganó en 1993 y 1994 en 800 metros (plata en 2001) y en 1993 en 1.500. Por último, fue campeón nacional de longitud en 2007 y ostentó los récords de España de 100 (13.23), 200 (27.04) y 400 (1:00.34).
Tales prestaciones en las pistas españolas conllevaron su legítima incorporación al equipo nacional de atletismo, cosa que se produjo en 1993 para participar en los IX Juegos Internacionales de Parálisis Cerebral o como se les denominó entonces Robin Hood Games, debido a su celebración en la ciudad de Nottingham (Reino Unido). En aquel marco específico para los deportes de la discapacidad cerebral –los actuales CP-ISRA World Games–, Fernando se impuso en 100, 200 y 400, y llegó segundo en 800 y 1.500, prolongando la racha triunfal que había iniciado en el Nacional.
Aquellas cinco primeras medallas intercontinentales pronto se vieron acompañadas de más metales. En 1994, en la primera edición del Campeonato del Mundo versión IPC, que engloba todas las discapacidades y que tuvo lugar en Berlín, el andaluz evidenció su enorme calidad y se proclamó campeón universal de la clase T35 en 100 y 200 metros, añadiendo un bronce en 400 metros. Al máximo acontecimiento del atletismo adaptado volvería Fernando en su segunda entrega, en 1998 en Birmingham (Reino Unido), donde se colgó otras cuatro medallas: plata en 100, 200 y 400 T36 y bronce en relevos 4×100 metros.
Pero antes de su segundo Mundial, el de Málaga se apoderó de un nuevo ramillete de medallas en el gran escenario de los Juegos Paralímpicos. En Atlanta 1996, debutó en los 100 metros el 18 de agosto ganando su semifinal (13.61) y obteniendo un puesto en la final del día siguiente, donde se quedó a una centésima del entorchado paralímpico: 13.23 fue su tiempo por los 13.22 del surcoreano Kim Du Chun, campeón.
En la jornada sucesiva, el mismo desenlace sucedió en 200 metros: victoria en su semifinal (27.35) y clasificación por puestos para una final en la que derrotó al campeón del hectómetro, pero fue superado por el americano Freeman Register, con 26.96 en meta, en tanto que Fernando hizo 27.04 y saboreó la medalla de oro.
Por su parte, en los 400 metros, el andaluz superó las semifinales por puestos –3.º en su serie con 1:02.23– y se presentó a la final del 24 de agosto, en la que se impuso Kim (1:00.25) con Fernando a su rebufo (1:02.15) y obteniendo la tercera medalla de plata. Pudo haber un cuarto metal, pero el relevo español 4×100 formado por José Manuel González, Fernando, José Antonio Rivero y Marcelino Saavedra perdió el testigo en la final directa de la prueba, que ganó Hong Kong.
Tras este formidable bagaje de preseas, Fernando Gómez encaró a sus 31 años un nuevo ciclo paralímpico con el deseo de obtener ese triunfo del que tan poco le había separado en Atlanta. Con los precedentes del Mundial de 1998 y los nuevos podios alcanzados en el Campeonato de Europa de atletismo específico para atletas con parálisis cerebral celebrado en 1999 en Nottingham –campeón continental en 100 y 400 y subcampeón en 200 T36–, había margen para soñar con ese título paralímpico. No obstante, la realidad en Sídney 2000 fue bien distinta y el podio fue esta vez esquivo para el velocista malagueño.
En las tres pruebas individuales que disputó se repitió la misma secuencia. Tanto en 100 como en 200 y 400 T36 nuestro biografiado superó la primera ronda por puestos y llegó a las respectivas finales, las tres ganadas por el hongkonés So Wa Wai. En 100, acabó 4.º (13.36), a 28 centésimas del bronce; en 200, 5.º (27.57), a 63 centésimas del cajón; y en 400 también 5.º (1:01.92), a 4 segundos y 15 centésimas del podio.
Ya en las carreras de relevos, los españoles José Manuel González, Juan Ramón Carrapiso, Fernando Gómez y José Antonio Rivero no pudieron escapar de las últimas posiciones en las finales de 4×100 –octavos, con 55.88, por los 48.24 de Australia, campeona– y 4×400 –cuartos, con 4:15.77, por los 3:48.46 de Australia, de nuevo oro.
Con cinco diplomas en la maleta pero cierta sensación de que su mejor momento había pasado, Fernando Gómez decidió poner punto final a su presencia en el equipo nacional al regreso de Australia, luego de ocho temporadas completas, aunque, como ha quedado indicado, siguió en las competiciones estatales a pleno rendimiento hasta 2007, año de su retirada efectiva a todos los niveles.
Actualmente, reside en Málaga junto a su esposa, la también ex atleta Yasmina Moral, con la que tiene una hija, de nombre Elena, y trabaja eventualmente de administrativo cubriendo sustituciones en el Servicio Andaluz de Salud.
Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 12 de octubre de 2020