Ignacio Soler Siles

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

Ignacio Soler Siles
Paralímpico

Ignacio
Soler

Granada

Ignacio Soler Siles

31.07.1977

Granada

2
Juegos ParalímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
2000 Sídney (Australia)Ciclismo_PistaMasculinaPersecución en tándem
Puesto 5
2000 Sídney (Australia)Ciclismo_PistaMasculinaKilómetro en tándem
Puesto 20
2004 Atenas (Grecia)Ciclismo_CarreteraMasculinaCombinada en tándem
Puesto 4
2004 Atenas (Grecia)Ciclismo_PistaMasculinaPersecución en tándem
Puesto 5
2004 Atenas (Grecia)Ciclismo_PistaMasculinaKilómetro en tándem
Puesto 15


Biografía de Ignacio Soler Siles

Nuestro protagonista, el cuarto de los seis hijos –mitad varones, mitad mujeres– del matrimonio formado por Manolo Soler y María del Carmen Siles, nació el 31 de julio de 1977 en Granada, ciudad que nunca ha abandonado y en la que ha desarrollado todas sus facetas, incluidas las académicas, las laborales y las deportivas.

Toda su educación básica y el bachillerato lo llevó a cabo en el Colegio Mulhacén, de donde salió con 18 años para ingresar en la Universidad de Granada al objeto de estudiar Económicas, aunque más adelante se pasó a Magisterio de Educación Física respondiendo a una clara vocación por el deporte que se inició durante la infancia y que se acentuó y canalizó hacia el ciclismo sobre los 16 años.

Adepto de la bicicleta de carretera y la de montaña por igual, sus primeros pasos en las ruedas finas los dio en las filas del equipo granadino Semar, en categoría juvenil, del que pasó, ya en el nivel amateur, a conjuntos tan prestigiosos como el Porcelanatto y el Ávila Rojas de su tierra, aunque sin obtener resultados destacables que le hubieran permitido aspirar a dar el salto a la categoría profesional, como sí sucedió con su hermano Pablo, quien corrió en el máximo nivel entre 2000 y 2002 con el Costa de Almería-Jazztel y el italiano Mercatone Uno de Marco Pantani.

Ignacio, por su parte, entró en contacto con el ciclismo adaptado durante su etapa aficionada a raíz de conocer en una prueba al jiennense Juan Fernández, corredor deficiente visual que residía en Granada. Aquel encuentro devino en alianza con el objetivo de buscar una de las tres plazas que España poseía para las pruebas de tándems masculinos en los Juegos Paralímpicos de Sídney 2000. Faltaban dos años para el magno evento y los andaluces no perdieron el tiempo. En 1999, debutaron en el concierto internacional concurriendo al Campeonato de Europa celebrado en Blois (Francia), donde el dúo alcanzó el 5.º puesto en persecución y contrarreloj y el 9.º en fondo en carretera, pero antes se habían dejado notar en los campeonatos de España: oro en contrarreloj y bronce en fondo, en Córdoba, y plata en persecución, en Valencia.

Ya en 2000 Soler y Fernández se colgaron la medalla de oro en línea en el Nacional de carretera que acogió Murcia y rubricaron la consecución del pasaporte para las Paralimpiadas, a las que Nacho Soler viajó con 23 años recién cumplidos.

En Australia, el binomio andaluz estrenó su cuenta de diplomas en la prueba de persecución gracias a un tiempo de 4:34.432 realizado en la calificación, el 5.º mejor de las 19 parejas participantes, aunque insuficiente –a tres segundos– para acceder a las semifinales. Cuatro días más tarde, el 23 de octubre, se presentaron al kilómetro contrarreloj, aunque con mucho menos éxito ya que su registro (1:10.018) apenas les valió para obtener la 20.ª plaza de 22 competidores, muy lejos del 1:04.950 que sirvió a los japoneses Shigeo Yoshihara y Koichi Mizusawa para alzarse con la medalla de oro.

Tras un año separados –Juan Fernández corrió junto a otro guía granadino, Sergio Fernández–, en 2002 Ignacio Soler volvió a llevar el manillar de Juanillo y fruto de este reencuentro llegaron nuevos éxitos, como la victoria en la Vuelta a Bélgica, la medalla de oro en contrarreloj en el Campeonato de España celebrado en Salamanca, la medalla de plata en persecución en el Nacional de pista en Galapagar y el concurso en el Campeonato del Mundo de Altenstadt (Alemania), donde el tándem andaluz se llevó la medalla de plata en contrarreloj en ruta y se aupó a la 4.ª plaza en persecución en pista.

Con todo, Ignacio Soler se terminó desvinculando de Juanillo Fernández y se centró en 2003 en la bicicleta de montaña, como luego veremos. Sin embargo, en 2004 retornó al paraciclismo para ejercer de nuevo de piloto, esta vez en la dirección de Miguel Ángel Clemente con vistas a los Juegos de Atenas 2004, en cuya preparación granadino y murciano ganaron dos medallas en el Campeonato de España de carretera, en Alovera (Guadalajara) –plata en contrarreloj y bronce en fondo– y alcanzaron la 4.ª posición en kilómetro y persecución en el Nacional de pista, en Galapagar (Madrid), así como en la general de la Vuelta a Bélgica.

Así pues, Soler volvió a desfilar tras la bandera española en unas Paralimpiadas, las de 2004, que en términos competitivos tuvieron mejor sabor que las precedentes por los resultados conseguidos. Clemente y Soler arrancaron dos diplomas, sucediendo el primero el 18 de septiembre en el velódromo ateniense, en la prueba de persecución, que concluyeron en 5.º puesto luego de haber superado la calificación con el quinto mejor tiempo (4:36.381) de los 18 concursantes y caer en cuartos de final ante los también españoles Christian Venge y David Llauradó (4:37.319 por 4:32.963 de los catalanes).

Después de volver a rodar por el peralte para la disputa del kilómetro –su tiempo de 1:08.451 les dio la 15.ª posición y el oro fue de los australianos Anthony Biddle y Kial Stewart (1:05.141)–, el tándem pasó a las carreteras de Atenas para luchar por las medallas en la combinada, aunque se quedó a las puertas y obtuvo un segundo diploma –tercero para Nacho Soler en el conjunto de sus presencias paralímpicas.

La prueba múltiple constó de una manga en línea el 25 de septiembre y una contrarreloj dos días más tarde, en las que Clemente y Soler firmaron la 7.ª y 3.ª plaza, respectivamente, sumando diez puntos y situándose en el 4.º puesto, a un solo punto del bronce, mientras la gloria fue saboreada por los bielorrusos Vasili Shaptsiaboi y Aliaksandr Danilik, que dejaron con la plata a los españoles Venge y Llauradó.

Tras los Juegos, nuestro biografiado abandonó la práctica competitiva del ciclismo, que no la lúdica, que ha mantenido hasta la actualidad sea en asfalto sea en el campo, pues, recordemos, también se prodigó en el BTT. En concreto, hay que destacar que en 2003 hizo el Abierto de España de rally en la categoría sénior –no elite– y se impuso en cinco de las seis etapas de este circuito nacional, a saber, Oviedo, Avilés, Ramales de la Victoria, San Andrés de la Barca y San Lorenzo del Escorial, lo que le otorgó el triunfo en la general de dicha división. Como colofón a la campaña, participó en el Campeonato de España, en la estación de San Isidro (León), donde se clasificó 13.º en la carrera elite.

Retirado del alto nivel deportivo, su recorrido laboral le ha llevado a trabajar como jefe de compras en una cadena de supermercados, delegado en Granada de Cervezas Alhambra y para la multinacional italiana de la automoción Datacol antes de entrar en 2017 en la firma granadina Helados Nordwik de responsable de grandes cuentas. Sigue residiendo en Granada con su esposa, Alicia, y sus dos hijos, Rodrigo y Sofía.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 21 de octubre de 2020