Jesús
Diéguez
Jesús Diéguez Romero
05.07.1902
Minas de Riotinto (Huelva)
Juegos Olímpicos | Deporte | Categoría | Prueba | Resultado |
---|---|---|---|---|
1924 París (Francia) | Atletismo | Masculina | 10.000 m | Puesto 11 |
1924 París (Francia) | Atletismo | Masculina | 3.000 m por equipos | Puesto 7 |
1924 París (Francia) | Atletismo | Masculina | Campo a través individual | Abandonó |
1924 París (Francia) | Atletismo | Masculina | Campo a través por equipos | Sin clasificación |
Biografía de Jesús Diéguez Romero
Jesús Diéguez es uno de los personajes que componen la edad antigua del Olimpismo andaluz al haber participado en París 1924. Primer atleta de Andalucía que ha competido en unos Juegos, más allá de su importancia en el particular relato de las Olimpiadas, es protagonista de una de las trayectorias más singulares de nuestro deporte, sorprendente y afectada de diversas inexactitudes, propias de una época de escasos medios informativos en torno a la práctica deportiva.
De padres catalanes, nació el 5 de julio de 1902 en Minas de Riotinto (Huelva) y muy posiblemente viviese un tiempo en Sevilla antes de trasladarse a Barcelona. Desde la Ciudad Condal, al tiempo, cruzó la frontera para emigrar muy joven a Francia, país en el que aprendió el arte del atletismo. Desde muy pronto mostró el gran potencial que su espigado cuerpo poseía, despuntando tanto en la pista como en el campo a través. La primera referencia de su calidad atlética data del 11 de junio de 1923, cuando, con 21 años, fue 3.º en la carrera de 10.000 metros –ganada por el italiano Ambrosini– de la Reunión Internacional de Paris, celebrada en el antiguo Estadio Pershing, en el Bosque de Vincennes.
Prestaciones como la referida llamaron a atención del Fútbol Club Barcelona, que en 1924 lo fichó para su sección de atletismo casando con el deseo del atleta de volver a Barcelona para pelear por la clasificación para los Juegos Olímpicos de París. Instalado de nuevo en la capital catalana, obtuvo licencia federativa española y comenzó a destilar su enorme calidad en las heterogéneas pruebas nacionales de la época. La primera fue la presentación ante los aficionados con los nuevos colores azulgranas, la cual se llevó a cabo el 9 de marzo de 1924, en el Campo de Las Corts, mediante una exhibición en el descanso del partido de fútbol entre el Barcelona y el Tarrasa en la que el nuevo defender –calificativo al uso en la época– de los culés igualó extraoficialmente el récord de España de 3.000 metros (en posesión de Calvet desde julio de 1918), con una marca de 9:16.0. Cabe llamar la atención de este tipo de exhibiciones que el club barcelonés instauró en 1923 en los descansos de los encuentros, aprovechando la pista que circundaba el césped.
Por su significación, reproducimos la parte del texto de la crónica de El Mundo Deportivo sobre aquel evento atlético en la que se refiere al atleta: “Diéguez, como todos los corredores de la vecina república, saca de los brazos una gran ayuda, ya que no limita la acción de los mismos solo y únicamente a guardar el equilibrio, sino que con ellos beneficia la acción de las piernas de manera considerable, evitando con tal impulso un desgaste importantísimo de energía muscular”.
La siguiente comparecencia del andaluz data del 30 de marzo dentro de los III Campeonatos Sociales del FC Barcelona, en el mismo escenario de su presentación, destacando que en esta, su primera carrera de 10.000 metros en España, batió el récord nacional con una marca de 33:35.8. Días más tarde, en abril, rebajó (33:12.4) su propia plusmarca en Zaragoza. No existía la menor duda. Diéguez se había adueñado del fondo atlético en España, ampliando su dominio igualmente en el campo a través. Por ello, no fue ninguna sorpresa que cuando la Real Federación Atlética Española anunció el 11 de mayo, tras el Cross de Berazubi, en Tolosa (Guipúzcoa), la composición provisional del equipo nacional para los Juegos Olímpicos, el nombre de Diéguez estuviese en ella.
Junto al onubense, que fue anunciado como catalán, figuraron los otros dos integrantes del “trío de ases del cross español”, el vizcaíno Amador Palma y el guipuzcoano José Andia, así como el también guipuzcoano Fabián Velasco y el catalán Pedro Arbuli, quedando pendiente de confirmación otro catalán, Miguel Palau. Tras el anuncio, el equipo español –y Jesús Diéguez entre ellos– se concentró en Tolosa a las órdenes del técnico alemán Holz, entrenador del equipo nacional de atletismo, y participó el 25 de mayo en VII Campeonato de España de Atletismo, certamen en el que debutaba la prueba de 10.000 metros. En ella, Diéguez se alzó con el triunfo, se convirtió en el primer campeón nacional de la distancia y volvió a mejorar el récord de España al marcar 32:50.0 –posteriormente, en 1930, la RFAE homologó la marca en 32:51.0–, registro que perduró hasta el 27 de julio de 1928, cuando lo batió el vizcaíno Arturo Peña (32:26.6), en Ámsterdam.
Con tales avales, a los que habría que sumar el récord de España de la media hora, con una distancia de 9.097 metros, el andaluz Diéguez viajó a los Juegos de París, a las órdenes del seleccionador nacional de cross-country, Rosendo Calvet, formalizando su debut el 6 de julio en el mítico Estadio de Colombes, en la final directa de 10.000 metros. Una carrera misteriosa que aún es objeto de análisis de historiadores olímpicos para conocer cuántos atletas participaron realmente y cuál fue la clasificación final, más allá de los seis primeros puestos que consigna de forma jerarquizada el anuario oficial de los Juegos, pues el resto figuran como non classés (no clasificados).
Según las distintas fuentes consultadas y con las reservas de la falta de oficialidad, Diéguez habría concluido en una meritoria 11.ª plaza con un tiempo de 32:23.8 –no homologado, por lo que no contó como récord de España–, luchando contra Ritola, Wide, Berg, Sinila, Harper y otros tantos que le “obligaron a forzar el tren de una manera definitiva, desesperada…”, como narraba la crónica de El Mundo Deportivo. Para concluir con esta prueba, indicar que el 16.º puesto que le concede el Comité Olímpico Español en sus archivos no es más que el orden contable en el que Diéguez figura en el informe de Paris 1924, dentro de los no clasificados.
Ausente de las eliminatorias de 5.000 metros del 8 de julio, en las que estaba inscrito, nuestro protagonista volvió a la pista de Colombes el 11 de julio para ser parte de la singular prueba de 3.000 metros por equipos, con una nómina de 9 países y 44 corredores en total. Tras sumar los puestos obtenidos por los tres primeros atletas de cada nación, España quedó 4.ª y última de la segunda y última serie de primera ronda, tras Estados Unidos, Francia y Suecia, totalizando 30 puntos y quedando fuera de la final (pasaban solo los 2 primeros países de cada una de las series). Oficiosamente, efectuando una simulación con la actual adjudicación de puestos en los sumarios de cada fase en atletismo, se otorgaría a España el puesto 7.º como séptima mejor puntuación de la ronda, posición (y diploma) que hemos decidido incluir en el palmarés olímpico de este atleta.
Individualmente, Diéguez fue el mejor español en su serie al ocupar la 12.ª posición (9.º, una vez descontados los atletas que no contaban para la suma de puestos) y batir el récord de España (9:05.0) –aunque tampoco fue homologado–, por delante de Andía (13.º), Velasco (15.º), Peña (17.º) y Miquel (18.º).
Al día siguiente, el onubense cerró su participación en París 1924 en la infernal prueba del campo a través, relatada con detalle en el capítulo Recuerdos del libro 341 Historias de Grandeza. Sobre una distancia de 10.650 metros, nuestro andaluz pasó 13.º en el primer control (km. 2,7), 17.º en el segundo (km. 4,3), 20.º en el tercero (km. 5,9) y abandonó antes del cuarto control (km. 6,2). Este campo a través poseía también una clasificación por equipos derivada de la suma de puestos individuales, contando solo tres corredores por nación. Al no terminar más que dos españoles, a España no le correspondió clasificación alguna, destacando que únicamente tres equipos puntuaron –los tres medallistas– de las nueve naciones participantes.
A la conclusión de los Juegos Olímpicos, Jesús Diéguez no regresó a España. Permaneció en Francia e instaló su residencia en Marsella, fichando por el club Olympique de esta ciudad del sur del país galo. Prolongando su estado de forma, el 10 de agosto se impuso en el Tour de l’Estaque, un pequeño pueblo al oeste de Marsella, sobre 7 kilómetros.
En 1925, fortaleció sus raíces en el país vecino casándose a mediados de 1925 con una francesa y abriendo una carnicería en Marsella, negocio al que se dedicó hasta finales de 1930, cuando lo cerró, compaginándolo con sus numerosos y variados compromisos atléticos, en los que, con licencia francesa, se hizo un corredor afamado en pugna con los locales más fuertes de la época, como Guillaume Tell, Joseph Guillemot, Morin, Signoret, Mourier y Mouret, entre otros.
Así, esa temporada de 1925, nos consta un triunfo en una carrera en Aix-en-Provence y la 2.ª posición en el popular Cross de L’Auto, en París. En 1926, se impuso en la Vuelta a Niza y fue 2.º en los 5.000 metros de la reunión de Montecarlo, por detrás de Guillemot, subcampeón del Cross de las Seis Naciones. Y en 1927 repitió victoria en el Tour de l’Estaque y el 19 de septiembre terminó 3.º –tras los franceses Séraphin Martin y Keller– en los 1.500 metros de la reunión de Marsella, con un tiempo menor (4:10.4) al del récord de España (4:13.0, de Joaquín Miquel), si bien su ficha francesa impidió que fuese homologado como tal.
Sin referencias de su trayectoria deportiva en 1928 y 1929, en enero de 1930 se nacionalizó francés, como explicará a la prensa española, por exigencias de su negocio. Ello resultó providencial pues le permitió competir por Francia en el Cross de las Diez Naciones –adquirió dicho nombre en 1929 el que actualmente es el Campeonato del Mundo de campo a través– que se celebró en marzo en Leamington (Reino Unido). En dicho certamen, donde participó con el nombre de Roméo Dieguez, nuestro protagonista obtuvo una memorable medalla de bronce con un tiempo de 54 minutos y 15 segundos, luego de haber caído en la última vuelta al paso por la ría y haber quedado distanciado de los atletas a los que acompañaba, el inglés Tom Evenson (53:49), a la postre campeón mundial, y el escocés Robert Sutherland (53:50), subcampeón.
Tras la obtención del gigantesco éxito, Diéguez declaró a los periódicos españoles que “de haber sabido tres meses antes que España iba a participar en el Cross, hubiera retrasado mi cambio de nacionalidad para defender muy gustoso los colores de España”.
En la campaña posterior (1931), una lesión en el hombro derecho mermó las facultades del andaluz –no pudo brillar en el Campeonato de Francia de campo a través– y le condujo a desistir de participar en el Cross de las Naciones, en Dublín, por falta de preparación, pese a haber sido convocado como suplente. En 1932, fichó por el Massilia Club, con cuyos colores venció en el Campeonato del Sudeste de Francia de cross y en el Cross Chazelle, en Saint-Etienne, el 29 de marzo. Es la última referencia que poseemos del sensacional atleta de Minas de Riotinto, quien nunca más regresó a España y falleció en 1989 en la localidad sureña de Aix-en-Provence, en Francia.
Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 2 de noviembre de 2020