Jesús Guerrero Galindo

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

Jesús Guerrero Galindo
Paralímpico

Jesús
Guerrero

Sevilla

Jesús Guerrero Galindo

15.08.1956

Sevilla

1
Juegos ParalímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
1980 Arnhem (Holanda)Baloncesto_en sillaMasculinaBaloncesto en silla
Puesto 11


Biografía de Jesús Guerrero Galindo

Paralímpico in extremis en Arnhem 1980, Jesús Guerrero nació el 15 de agosto de 1956 en Sevilla, concretamente en el barrio del Cerro del Águila, donde vivió los primeros años hasta que sus padres, Manuel y María Jesús, decidieron cambiarse a Madre de Dios –luego habría una segunda mudanza a Las Almenas. Segundo de cuatro hermanos –el mayor se llama Antonio y las pequeñas, Carmen y Tere–, con dos años de edad contrajo el virus de la poliomielitis, causa de su discapacidad física, y por ello llevó a cabo los estudios primarios en los colegios para discapacitados físicos que había en la Calle Castelar y Avenida de Ramón y Cajal.

Debido a que la situación académica no terminaba de convencer a sus progenitores, con 12 años fue trasladado al colegio concertado San Francisco Solano, donde estudió hasta 4.º de Bachiller. Posteriormente, obtendría el Graduado Escolar, haría un curso de perforista de IBM y culminaría la Formación Profesional en la rama de Administración en el Colegio Portaceli.

En los últimos cursos de esta trayectoria estudiantil, Jesús principió su relación con el deporte. Corría el año 1972 y lo hizo, como otros muchos sevillanos, en la desaparecida Asociación Nacional de Inválidos Civiles (ANIC), donde el joven cerreño se ganó el apodo del Piri. Sin embargo, estos comienzos no se produjeron con un balón en la mano y mirando a la canasta contraria sino en el marco de las piscinas del Club Natación Sevilla, en la calle Trastamara, y las instalaciones de Chapina, en cuyos vasos –el primero por la mañana y el segundo por la tarde– Jesús aprendió a nadar y competir bajo la tutela del entrenador José Luis Esteve León y al lado de compañeros y amigos como Marifi Monterrubio, luego paralímpica.

En esta modalidad deportiva, gracias a su continuidad en los entrenamientos y marcas, nuestro protagonista llegó a representar a Sevilla en el Campeonato de España y a subir al podio –oro en 50 espalda, plata en 50 braza y bronce en 50 libre–, si bien la escasez de competiciones, solo una al año, actuó de factor desmotivador para Jesús, cuyas pretensiones deportivas giraron hacia otra modalidad: el baloncesto en silla.

Por entonces, el movimiento baloncestístico que se había creado desde el Área de Traumatología del Hospital Universitario Virgen del Rocío –por Antonio Jiménez Cano y Diego Rodríguez Galiano– era conocido entre los discapacitados físicos sevillanos gracias al eco de los éxitos nacionales conseguidos por el equipo homónimo: subcampeón en 1974 y campeón en 1975 del Trofeo Nacional de la Seguridad Social y subcampeón de la recién creada Liga Nacional en 1976.

Jesús Guerrero ingresó en el CD Virgen del Rocío en 1977 y al principio estuvo en su equipo B adquiriendo la técnica y la destreza que requiere este deporte hasta dar el salto al primer conjunto, en el que ocupó el puesto de base/escolta clase 1.5, aportando su granito de arena en la continuación de la senda victoriosa del club hospitalario. De esta forma, desde 1977 a 1980, Jesús disfrutó de la consecución de dos títulos de liga (1977 y 1978) y un subcampeonato (1979) de Primera División y del triunfo de la Copa del Rey de 1978 y el segundo puesto en 1980.

Ello le permitió mostrarse al técnico nacional, José Barbero, quien en 1980 recurrió a él para cubrir una baja de última hora en el puesto de base y, de esta forma, le hizo participar –y, ¡de qué manera!, siendo el segundo jugador con más minutos en pista– en los Juegos Paralímpicos de Arnhem (Holanda), junto a los también sevillanos Ángel Alamillo, Manuel Cáceres y Francisco Pérez, los malagueños Joaquín Fernández, Antonio Henares, Salvador Zurita y Gaspar Anaya –que tuvo que hacer las veces de entrenador–, y Antonio Salazar y Juan Berrio.

Los españoles terminaron el extenuante (10 partidos) torneo paralímpico en la 11.ª posición entre 17 naciones participantes. En la primera fase, España ganó a Australia (73-56) e Italia (74-56) y perdió ante Estados Unidos (45-79) y Japón (65-70), lo que la situó en la tercera plaza de su grupo, por detrás de americanos y japoneses, y relegada a disputar la segunda ronda por los puestos del 9.º al 17.º. En esta nueva fase, la selección acabó segunda del grupo G, tras Bélgica, habiendo perdido ante el combinado belga (55-64) y ganado a Italia (80-64), Brasil (92-44) y Egipto (133-31). Por último, en la tercera liguilla (plazas 9.º a 12.ª), cayó ante Alemania Federal (53-65) y ganó en el último partido a Reino Unido (66-54).

Tras la maravillosa experiencia paralímpica –su única participación con la selección española–, Jesús tuvo que incorporarse de lleno a la vida laboral y dejó en un segundo plano su querido baloncesto, los entrenamientos y desplazamientos y los amigos del equipo, a excepción de ocasiones puntuales en que, por diversas circunstancias, el CD Virgen del Rocío le necesitó. Era el momento de salir adelante económicamente, de forma que cualquier actividad que generase ingresos fue bienvenida (quioscos de prensa y/o de helados, reventa de entradas de fútbol, etc.) hasta que en diciembre de 1987 Jesús logró entrar en la ONCE como vendedor del cupón e, indisolublemente, como jugador de la recién constituida sección de baloncesto en silla de ruedas: el CD ONCE Sevilla.

Por tanto, nuestro biografiado fue uno de aquellos pioneros de este señero club hispalense que en la campaña 1988-1989 echó a andar en la Tercera División y que, dirigido por el paralímpico Antonio Delgado Palomo, estaba compuesto por Juan Ayo, Carlos Benítez, Carlos Delgado, Eustaquio Mira, José Manuel Plaza, Manuel Moreno y Diego de Paz, entre otros. Al año siguiente ya jugaba en Segunda y en la campaña 1990-1991 ya lo hacía en la máxima categoría (Primera División), que concluía en 3.ª posición. De esta forma, llegó la primera gran época del club auriverde en forma de cinco títulos nacionales de seis posibles, esto es, la Copa del Rey de 1992 y 1994 –subcampeones en 1993– y la Liga Nacional de División de Honor (nueva denominación del máximo grado) de 1992, 1993 y 1994, así como el debut en competición europea (4.º en la Copa André Vergauwen de 1993 y 1994).

Posteriormente, el ONCE Sevilla y Jesús vivieron el descenso administrativo (1994-1995) y el consiguiente retorno a la División de Honor (1995-1996), tras el cual nuestro biografiado, a sus 41 años y con el nacimiento de su tercer descendiente, decidió abandonar el baloncesto para centrarse en las obligaciones familiares, si bien manteniendo el trabajo en la ONCE hasta cumplir los 50 años, cuando los médicos le otorgaron la incapacidad laboral permanente absoluta debido al deterioro progresivo muscular y articular como consecuencia de la polio.

Desde entonces, Jesús Guerrero ha disfrutado de la vida en el Barrio de Los Carteros, frente al Centro Deportivo Huerta del Perejil, junto a su esposa Ana y tres hijos –Ana, Jesús e Irene–, dedicando parte de su tiempo a los videojuegos, la pesca, el piragüismo y el parapente y a asistir a los encuentros de fútbol de Irene, que ha militado en el Real Betis Balompié y ahora juega en el Levante, en Primera División Femenina. Esta era su rutina hasta el pasado 22 de noviembre de 2019, cuando falleció a los 63 años.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 16 de octubre de 2020