Joaquín
Fernández
Joaquín Fernández Recio
24.05.1958
Málaga
Juegos Paralímpicos | Deporte | Categoría | Prueba | Resultado |
---|---|---|---|---|
1980 Arnhem (Holanda) | Baloncesto_en silla | Masculina | Baloncesto en silla | Puesto 11 |
1984 Nueva York (EE.UU.) / Stoke Mandeville (GBR) | Baloncesto_en silla | Masculina | Baloncesto en silla | Puesto 10 |
1988 Seúl (Corea del Sur) | Baloncesto_en silla | Masculina | Baloncesto en silla | Puesto 12 |
1992 Barcelona (España) | Baloncesto_en silla | Masculina | Baloncesto en silla | Puesto 6 |
Biografía de Joaquín Fernández Recio
Integrante de la primera hornada de grandes jugadores andaluces de baloncesto en silla –aunque no llegó a competir en Toronto 1976–, Joaquín Fernández es uno de los deportistas con más participaciones en Juegos Paralímpicos, cuatro, marca que en el ámbito de esta disciplina deportiva solo supera su paisano Antonio Henares, con el que coincidió en todos ellos.
Nacido el 24 de mayo de 1958 en Málaga, hijo de Joaquín y Carmen y primogénito de cuatro hermanos –tres varones y una mujer–, a los 18 meses de vida padeció la poliomielitis y las secuelas del virus le afectaron a las piernas, de forma que, como señaló en una entrevista del diario Sur (2010), “aprendí a andar con muletas casi antes que a hablar”. Su infancia y adolescencia estuvieron jalonadas de numerosas operaciones para tratar de que mejorase su capacidad de movimiento, lo cual no le impidió llevar adelante y con buenas notas los estudios, que realizó en el Hospital Civil. No obstante, con solo 14 años, nuestro protagonista ya estaba trabajando, concretamente en la Compañía Internacional de Telecomunicaciones y Electrónica (Citesa), en cuyos talleres conoció a Gaspar Anaya, trece años mayor que él y que le entusiasmó con su relato de cómo en Alemania las personas con discapacidad física jugaban al baloncesto en los muchos equipos que existían.
En aquel ámbito y entre aquellas personas se gestó la Asociación Deportistas Minusválidos (ADEMI), cuya fundación data de 1975 y cuyo debut competitivo en la Liga Nacional de baloncesto en silla fue en 1976, temporada en la que ganó el campeonato de Segunda División y se ganó el derecho a debutar en la máxima categoría –Primera División por aquel entonces– al año siguiente (1977). En aquellos inicios, Joaquín Fernández, como suele decirse, estuvo en todos los fregados… Incluso fuera del mundo de la canasta, ya que en 1979 se proclamó campeón de España de dobles masculinos de tenis de mesa en silla junto al que era su compañero en el Ademi Antonio Henares.
Ovni, como le apodaron en Citesa por la forma redonda y el color celeste de su primera moto de tres ruedas –toda una novedad en la Málaga de entonces– estuvo presente, por tanto, en el nacimiento del Ademi y su posterior encumbramiento como el mejor equipo de España. Con el cuadro malagueño, nuestro clase 3 alzó el trofeo de campeón de liga en once veces (1979, 1980, 1981, 1982, 1983, 1984, 1985, 1986, 1987, 1989 y 1990) y ocho el de Copa del Rey (1979, 1980, 1981, 1983, 1986, 1989, 1990 y 1993), siendo subcampeón de la primera en 1978, 1988 y 1993 y de la segunda en 1988.
Solo en dos de los títulos de las vitrinas del Ademi no participó Joaquín Fernández, los correspondientes al doblete de 1991, debido a que en las temporadas 1990-1991 y 1991-1992 actuó en la liga profesional italiana en las filas del AS Roma 12, por donde ya había pasado su compañero Henares. Tras los Juegos de Barcelona, Joaquín regresó a su Málaga natal y al Ademi de sus amores para terminar su carrera deportiva junto a Gaspar Anaya, colgando la camiseta al término de la campaña 1995-1996, con 38 años.
Por las prestaciones exhibidas en el ámbito de clubes, Joaquín fue requerido hasta en 77 ocasiones para representar a España en compromisos internacionales desde 1980 a 1992. Jugador de gruesa complexión y carácter alegre, ayudaba a hacer equipo y en la cancha actuaba de revulsivo saliendo desde el banquillo cuando la situación requería un cambio de signo. Su debut se produjo con 22 años en los Juegos Paralímpicos de Arnhem 1980, para los que su compañero en la pista y entrenador desde la banda en el Ademi, Gaspar Anaya, que hacía las veces de seleccionador y jugador, lo convocó junto a los también malagueños Antonio Henares y Salvador Zurita, los sevillanos Manuel Cáceres, Francisco Pérez y Jesús Guerrero, y Juan Berrio y Antonio Salazar.
Aquel torneo paralímpico fue, sin duda, maratoniano y complejo. En la primera fase, España ganó a Australia (73-56) e Italia (74-56) y perdió ante Estados Unidos (45-79) y Japón (65-70), lo que la situó en la 3.ª plaza de su grupo, por detrás de americanos y japoneses, y encuadrada en la parte baja de la segunda ronda, en la que se dilucidarían los puestos del 9.º al 17.º.
En esta ronda, el cuadro español acabó segundo del grupo G, tras Bélgica, habiendo perdido ante el combinado belga (55-64) y ganado a Italia (80-64), Brasil (92-44) y Egipto (133-31). Ello la condujo a disputar las plazas 9.º a 12.ª con los dos primeros del otro grupo de consolación, siendo finalmente 11.ª, tras caer ante Alemania Federal (53-65) y ganar en el último partido a Reino Unido (66-54).
Tras su ausencia de los equipos nacionales que compitieron en los campeonatos continentales de 1981 a 1983, Joaquín regresó a la selección –para quedarse– con motivo de las Paralimpiadas de 1984, en Stoke Mandeville. El malagueño viajó a la cuna del Movimiento Paralímpico junto a Pedro Alonso, Tadeo Armengol, Cesáreo Ruiz, Antonio Gómez y los andaluces Henares, Joaquín Fernández, Gallardo, Benítez, Jara, Cáceres, Paco Pérez y Albelda.
La formación española ganó a Alemania Federal (74-62) y perdió ante Israel (76-58) y México (79-90) en la primera fase, lo que le clasificó 4.ª de su grupo y la llevó a disputar otra vez los puestos de consolación, ya que el acceso a cuartos de final estaba reservado a los dos primeros equipos de cada una de las cuatro fracciones. Por tales posiciones, los españoles se impusieron a los yugoslavos (82-60) y, por la novena posición, cayeron frente a los italianos (56-77).
Después de su segunda experiencia paralímpica, nuestro biografiado participó en la fiesta española de los Juegos Internacionales de Stoke Mandeville de 1985, cuando se ganó una medalla de oro con valor simbólico –que no real– de campeonato universal. Ese mismo año, asistió a la fase selectiva para la Copa de Oro –verdadero Campeonato del Mundo– celebrada en Gits (Bélgica) y en 1986 defendió la corona en los International Stoke Mandeville Games –España fue 4.ª tras caer ante Estados Unidos en un vibrante partido por el bronce– y mostró el nivel del baloncesto en silla español en la serie de tres partidos amistosos celebrados en Toledo y Aranjuez contra los americanos, dentro de los actos del Mundobasket’86. España venció en uno de los duelos.
Ya en 1987, Fernández acudió a su primer Campeonato de Europa, el que acogió Lorient (Francia) y donde España se clasificó 8.ª, y en 1988 pisó la Villa Paralímpica de Seúl para participar por tercera vez en los Juegos, en los que el equipo español no llevó a cabo un buen torneo. El combinado, integrado por los andaluces Albelda, Manuel Cáceres, Fernández, Henares, Eustaquio Mira, Salvador Núñez y Salvador Zurita, además de Alonso, Pablo Beiro, Juan Guzmán, Iñaki Ibarreta y Ricardo Núñez, volvió a quedar eliminado en la fase de grupos. España perdió ante Holanda (57-79) e Israel (55-72) y ganó a Corea (84-63), y como 3.ª clasificada del grupo C hubo de pelear de nuevo por la novena plaza. En esta fase, venció a Brasil (65-37), perdió frente a Bélgica (43-58) y, por último, por la 11.ª posición, cedió ante Reino Unido (34-40).
Dentro de su último ciclo paralímpico, nuestro biografiado se enfundó la camiseta española en los europeos de Charleville-Mézières 1989 (10.º) y Ferrol 1991 (6.º), antes de cerrar su recorrido internacional en los Juegos Paralímpicos de Barcelona 1992 con un diploma gratificante pero amargo, habida cuenta las expectativas que se habían creado en torno al combinado que, en aquella ocasión, compusieron Albelda, Cáceres, Diego de Paz, Eloy Guerrero, Henares, Ibarreta, Juan Lara, Mira, Zurita, Jesús Torres, Fernando Vila y nuestro Joaquín.
Este doce firmó una discreta primera fase, al perder ante Estados Unidos (62-71), Reino Unido (62-64) y Canadá (45-53), y únicamente ganar a Japón (68-46) y Argentina (58-52). Pese a todo, pasó a cuartos por los pelos, como 4.º del grupo, lo que le abocó a un difícil cruce ante la primera del grupo A, Holanda, en el que perdió (53-59). Solo quedaba luchar por los puestos del 5.º al 8.º y los españoles volvieron a caer a manos de los británicos (54-55) y, por la 7.ª plaza, ganaron a Australia (63-59). Posteriormente, la descalificación del equipo campeón, Estados Unidos, por dopaje de tres de sus componentes, causó que todas las formaciones subiesen un puesto.
Si bien Joaquín ya había creado a su regreso de Italia una asociación de discapacitados en Benalmádena, podemos decir que su faceta dirigente en pro de las personas con discapacidad comenzó verdaderamente tras su retirada como jugador en 1996 y en especial cuando en 1997 accedió al cargo de presidente de la Federación de Asociaciones de Discapacitados Físicos y Orgánicos de Málaga (FAMF-COCEMFE), en el que permaneció dos décadas. En la actualidad preside la Asociación de Discapacitados de Cártama (ADISCAR), municipio al que se mudó a principios de siglo.
Casado tres veces, padre de dos hijos (Jorge y Patricia) y abuelo de dos nietos, Joaquín Fernández sigue haciendo gala de su gran sentido del humor y tiene en la ciudad que le vio nacer, Málaga, una calle a su nombre en el barrio de Teatinos en reconocimiento a su trayectoria en el deporte y en las causas sociales.
Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 19 de octubre de 2020