José Gaspar Anaya Muñoz

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

José Gaspar Anaya Muñoz
Paralímpico

Gaspar
Anaya

Málaga

José Gaspar Anaya Muñoz

03.08.1945

Málaga

1
Juegos ParalímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
1980 Arnhem (Holanda)Baloncesto_en sillaMasculinaBaloncesto en silla
Puesto 11


Biografía de José Gaspar Anaya Muñoz

A lo largo de las páginas del libro 341 Historias de Grandeza, el lector encontrará historias de dedicación y altruismo en las que la simbiosis entre persona y deporte es tan estrecha como inexistente. El de Gaspar Anaya es uno de tales casos.

Nacido en Málaga el 3 de agosto de 1945, hijo de Juan y Josefa y menor de tres hermanos, Gaspar está considerado por muchos un maestro del baloncesto en silla de ruedas y, sin lugar a consideraciones, fue el “todo” del afamado Ademi de Málaga. Persona reflexiva y clarividente, a la par que inquieta, este vecino del barrio de Huelin hizo y terminó sus estudios básicos en el Colegio del Ave María, época infantil y juvenil durante la que adquirió una gran afición al fútbol, en el cual no sobresalió en la práctica –nunca gozó del don de la genialidad con un balón entre los pies–, pero sí como fiel seguidor de grada y salón.

Tras hacer el servicio militar –dos años– en paracaidismo en El Aaiún (Sahara Occidental), regresó a Málaga y entró a trabajar en la industria textil, a la par que completó su formación académica sacándose el Bachiller en academias privadas. Con el deseo por ver mundo y sumar ingresos a lo ahorrado en la mili y la textil, marchó a trabajar en 1968 a Alemania, pero, al cabo de unos meses, volvió a su ciudad natal para contraer matrimonio (1969) con su novia de toda la vida, María José –Mari Jose o Pepi para los amigos. Junto a ella, tomó vuelo otra vez hacia Alemania, concretamente a Hamburgo, con sendos contratos de trabajo bajo el brazo.

A los nueve meses de estar en el país centroeuropeo, la desgracia se cebó con el joven matrimonio y Gaspar sufrió –el 22 de junio de 1970– un accidente laboral en la fábrica de madera donde trabajaba en la localidad de Welle, a consecuencia del cual quedó parapléjico de cintura para abajo. Fue durante la rehabilitación en Alemania cuando nuestro protagonista comenzó a practicar el baloncesto desde cero, pues antes nunca había lanzado a canasta.

Después de una corta rehabilitación de cinco meses –el médico había pronosticado al menos un año–, Gaspar y Josefa retornaron definitivamente a Málaga en diciembre de 1970 y Gaspar lo hizo ya con el gusanillo del baloncesto dentro de sí, el cual terminó avivándose cuando, junto al fisioterapeuta Emilio Cruz, viajó a Madrid para participar en una competición entre los pocos equipos existentes por entonces en España. A la vuelta a Andalucía, decidió formar un equipo en Málaga.

En 1974 principió su proceso de reclutamiento de jugadores entre jóvenes afectados de polio o accidentes en los entornos de la Asociación de Minusválidos de Málaga y las consultas de rehabilitación de los hospitales de la ciudad. Asimismo, empezaron sus gestiones para lograr la cesión de sillas del Hospital Carlos Haya y tener un espacio para entrenar. El primero de todos fue el Hospital Marítimo de Torremolinos y luego vendrían los pabellones de San Andrés, Tiro de Pichón, El Palo y, por último, Ciudad Jardín.

Puestos los mimbres, aún muy inconsistentes, en 1975 cofundó el club ADEMI (Asociación Deportistas Minusválidos) junto a Joaquín Fernández Recio –paisano y compañero de trabajo en la Compañía Internacional de Telecomunicaciones y Electrónica– y, desde ese momento, el club se convirtió en su pasión, su vida y el hijo que no tuvo, siempre con el apoyo y compañía comprensiva de su esposa, Pepi. Por entonces, como ella recuerda, su cotidianeidad en Málaga aún estaba en vías de normalizarse. “A la gente le resultaba extraño vernos juntos por la calle, una pareja tan joven, yo muy rubia y el muy moreno, y me preguntaban si era mi hermano. No concebían que fuésemos matrimonio debido a la mentalidad de la época. Pero Gaspar no se resignaba a que, como se pensaba entonces, los parapléjicos tuviesen que estar en la cama y nunca quiso quedarse parado en casa. Su espíritu le llevaba a moverse y buscarse los recursos. Se compró un Renault y en la misma fábrica su padre intermedió para ‘adaptarlo’ con unas varillas y que él pudiese conducirlo. Aún recuerdo el primer trayecto que hicimos, desde Huelin hasta Miraflores. Llegamos de milagro”.

Desde el primer momento, Gaspar Anaya asumió las funciones de presidente, gestor, buscador de recursos, entrenador y jugador –actuaba de base– en el Ademi, que arrancó en competición nacional en la temporada 1975-1976 terminando primero en Segunda División y ganándose el ascenso a la Primera, donde debutó en la campaña 1976-1977. En dicha máxima categoría –luego renombrada División de Honor– permaneció hasta el curso baloncestístico 2003-2004, 28 temporadas consecutivas en las que integraron la plantilla del equipo jugadores que llegaron a ser internacionales, como Antonio Henares, Zurita, Pérez Luna, Benítez, Joaquín Fernández o Núñez.

Ellos y otros, con Gaspar en el campo y el banquillo, labraron un palmarés de leyenda en el que relucen 12 títulos de liga (1979, 1980, 1981, 1982, 1983, 1984, 1985, 1986, 1987, 1989, 1990 y 1991) y 9 de Copa del Rey (1979, 1980, 1981, 1983, 1986, 1989, 1990, 1991 y 1993), además de los subcampeonatos ligueros de 1988 y 1992 y coperos de 1978, 1988, 1992 y 1993. Merced a ello, en ocho ocasiones accedieron a la fase final de la Copa de Europa de clubes y el equipo recibió en 1985 el Premio Nacional del Deporte.

Según rememora su mujer, “en un par de ocasiones dejó el club en manos de otros por cansancio o problemas de salud, pero en ambas volvió porque era su vida”. De hecho, hay que reseñar que el malagueño rechazó en alguna ocasión ofertas para jugar y entrenar en Madrid, manteniéndose fiel a su obra, en la que desde 1996 tuvo el apoyo de Antonio Vara, quien se convertiría en su persona de confianza hasta que en 2004 Gaspar se retiró. Tras su adiós, el club, sin su “alma”, se hundió irremediable y rápidamente, y en 2005 dejó de competir.

Persona implicada en el desarrollo del baloncesto en silla en España, Anaya fue entrenador colaborador de la Federación Española de Deportes de Minusválidos Físicos durante muchos años, destacando que en 1980 asumió en los Juegos Paralímpicos el doble rol de jugador y técnico y que, con ocasión de Seúl 1988 y Barcelona 1992, formó parte del cuadro técnico de la selección que dirigía Ángel García. Como entrenador, dicen de él que era exigente, idealista del valor del grupo sobre la individualidad y paternalista con los jugadores, siempre dispuesto a ayudarles fuera de la cancha.

Como jugador, amén de los éxitos logrados en el ámbito de club, hay que indicar que vistió la camiseta nacional en 16 ocasiones. Debutó en el Campeonato de Europa de 1978, en Lorient (Francia), al lado de su discípulo Zurita y en una selección que se aupó al 5.º puesto final, después de cuatro victorias (Noruega, Alemania, Yugoslavia y Francia) y dos derrotas (Francia, en la primera fase, e Israel, en cuartos de final).

Dos años después, concurrió a las Paralimpiadas de Arnhem junto a los sevillanos Alamillo, Pérez, Guerrero y Cáceres y sus paisanos Zurita, Fernández y Henares. Completaban el equipo Antonio Salazar y Juan Berrio, y Gaspar actuó fundamentalmente desde el banquillo, aunque disputó algunos minutos en todos los partidos.

El torneo de baloncesto fue, sin duda, maratoniano –España jugó 10 partidos– y complejo, con una primera fase de cuatro grupos en el que se repartían los 17 equipos inscritos al objeto de delimitar los ocho que lucharían por las medallas y los nueve que pelearían por puestos menores en la siguiente ronda. La formación española rozó la proeza de meterse en los cuartos de final luego de ganar a Australia (73-56) e Italia (74-56) y perder ante Estados Unidos (45-79) y Japón (65-70), lo que la situó 3.ª del grupo por detrás de americanos y japoneses. Por los puestos del 9.º al 17.º, España perdió frente a Bélgica (55-64) y venció a Italia (80-64), Brasil (92-44) y Egipto (133-31), lo que, a su vez, la condujo a luchar por las plazas 9.ª a 12.ª con los dos primeros del otro grupo de consolación. Finalmente, los españoles acabaron 11.º, tras caer ante Alemania Federal (53-65) y ganar en el último partido a Reino Unido (66-54). Israel se proclamó campeona y Holanda subcampeona.

Gaspar Anaya Muñoz falleció en Málaga el 13 de junio de 2015, a la edad de 69 años, dejando un gran vacío en su familia y en el deporte malagueño y andaluz, que lo recuerda en el recientemente constituido Trofeo Gaspar Anaya y con un sitio en el Paseo de las Estrellas del Deporte de Málaga.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 16 de octubre de 2020