José Pedrajas Pedrajas

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

José Pedrajas Pedrajas
Paralímpico

José
Pedrajas

Córdoba

José Pedrajas Pedrajas

31.12.1967

El Viso de los Pedroches (Córdoba)

3
Juegos ParalímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
1988 Seúl (Corea del Sur)NataciónMasculina50 braza B2
Medalla de oro
1988 Seúl (Corea del Sur)NataciónMasculina100 braza B2
Medalla de oro
1988 Seúl (Corea del Sur)NataciónMasculina200 braza B2
Medalla de oro
1988 Seúl (Corea del Sur)NataciónMasculina4x100 libre B1-3
Puesto 4
1988 Seúl (Corea del Sur)NataciónMasculina4x100 estilos B1-3
Medalla de bronce
1992 Barcelona (España)NataciónMasculina100 braza B2
Medalla de bronce
1992 Barcelona (España)NataciónMasculina200 braza B2
Medalla de bronce
1996 Atlanta (EE.UU.)NataciónMasculina100 braza B2
Puesto 7
1996 Atlanta (EE.UU.)NataciónMasculina200 braza B2
Puesto 6


Biografía de José Pedrajas Pedrajas

El primer gran nadador paralímpico andaluz y español fue este cordobés que merced a sus tres triunfos y otras tantas medallas de bronce logradas entre Seúl 1988 y Barcelona 1992 ostenta el tercer mayor botín de metales –seis– del deporte adaptado en Andalucía, solo por detrás del también nadador Chano Rodríguez y el atleta Antonio Prieto. José Pedrajas fue, sin duda, un bracista excepcional, capaz de dominar durante un lustro el escenario internacional en la clase B2 sin que nadie osase hacerle sombra.

Nacido el 31 de diciembre de 1967 en El Viso de los Pedroches, José pasó toda la infancia en este pueblo del norte de la provincia de Córdoba al lado de sus padres, Juana y Vicente, y sus cuatro hermanos mayores –él era el benjamín de la familia–, estudiando en el Colegio de la Inmaculada Concepción y jugando al fútbol en la calle con sus amigos, en lo que era la única actividad deportiva que podía disfrutar la mayoría de los niños españoles de los años 70 por la falta de instalaciones. Por entonces la existencia de una piscina era algo inopinado en El Viso, aunque treinta y tantos años después esa carencia fue subsanada y el 11 de julio de 2008 fue inaugurada la piscina municipal de esta localidad. Obvia y merecidamente, con el nombre de José Pedrajas Pedrajas.

Por las circunstancias del entorno y su discapacidad visual de nacimiento, aquel balompié callejero nunca resultó en modo alguno satisfactorio para José. Sus alegrías en el deporte habrían de esperar a que la familia Pedrajas Pedrajas se mudase a Madrid en 1981 y José, con 13 años y en mitad de 8.º de EGB, ingresase en el Colegio de Ciegos de la ONCE en Madrid, que curiosamente tenía el mismo nombre que la escuela viseña: Inmaculada Concepción. Aquí empezó a participar en las actividades deportivas, al principio fútbol e inmediatamente atletismo y natación, donde su nivel de agrado fue mucho mayor. Ya durante el curso de su ingreso participó con el equipo de atletismo del colegio en los campeonatos interescolares de la ONCE y en 1982, con solo 14 años, asistió a su primer Campeonato de España de natación para ciegos, en Sevilla.

No obstante, sería al cumplir los 17 años cuando nuestro protagonista empezó en serio en la natación. Corría el año 1985 y los entrenamientos bajo las indicaciones de José Luis Vaquero Benito, técnico nacional, tomaron otro cariz con vistas a la preparación de los Juegos de Seúl 1988. En esta línea de trabajo, su especialización en el estilo de braza fue absoluta y la incorporación al equipo nacional un hecho que se materializó en 1986. En agosto de ese año, debutaba internacionalmente en los VIII Campeonatos del Mundo para minusválidos, celebrados en Gotemburgo (Suecia), donde el cordobés obtenía sus primeras medallas fuera de España: plata en 100 braza y 200 braza, clase B2.

En la temporada siguiente (1987), José concurrió al Campeonato de Europa para ciegos y deficientes visuales, en Moscú, y sumó tres nuevos metales. Fue bronce en 200 braza y ganó en 50 y 100 braza, dando comienzo a su reinado en esta última, en la que permaneció imbatido hasta 1992.

En tales condiciones, el andaluz lo bordó en las Paralimpiadas de Seúl 1988. Aquel lejano horizonte que le motivaba día a día cuando empezó a nadar “profesionalmente” en 1985 ya era toda una realidad y en ella José condujo su destino de forma sublime, obteniendo el título paralímpico en las tres pruebas individuales en las que participó y dejando su sello aún más indeleble con tres récords mundiales.

Por orden cronológico, se impuso el 18 de octubre en la final directa de 200 braza (con un tiempo de 2:49.06), el día 20 lo hizo en 50 braza (con 34.72, aunque hizo 34.50 en las series) y el 21 ganó en 100 braza (con 1:15.78), distancia esta en la que aventajó en nada menos que 3 segundos y 61 centésimas al segundo, el soviético Alexandre Gapon.

Posteriormente, el 23 de octubre, tomó parte en las dos finales directas de los relevos, añadiendo a su botín particular la medalla de bronce en 4×100 estilos B1-B3, junto a sus compatriotas Ángel Luis Gómez, Jordi Marí y Pablo Corral –el cuarteto español hizo 5:03.70, por los 4:50.67 de Canadá. En 4×100 libre B1-B3 (49 puntos de discapacidad), España acabó 4.ª y penúltima, lejos del oro, que marchó de nuevo para Canadá.

El triple título paralímpico elevó a José Pedrajas a la categoría de referente del deporte adaptado nacional y le otorgó una notoriedad que fue in crescendo gracias a sus siguientes éxitos, debiendo tener en cuenta, además, la expectación y agitación deportiva que se vivía en el país ante la inminencia de los Juegos de Barcelona. Nuestro cordobés, con la firme intención de volver a ser protagonista en 1992, prolongó su racha triunfal en los grandes campeonatos que precedieron al gran objetivo.

Así, en los europeos para ciegos y deficientes visuales de 1989, en Zúrich (Suiza), fue campeón en 100 y 200 braza y subcampeón en 50 braza; en los mundiales para minusválidos de 1990, en Assen (Holanda), se proclamó campeón en 100 y 200 braza, mejorando su récord universal en el doble hectómetro; y en el Campeonato de Europa para Minusválidos de 1991, celebrados en las Piscinas Picornell de Barcelona, volvió a vencer en 100 braza, pero “solo” pudo alcanzar la medalla de plata en 200 braza, por detrás del soviético Vitali Krylov, que terminó con la hegemonía de andaluz al batirle y superar su plusmarca mundial.

Fue un aviso de lo que sucedería trece meses después en el magno escenario de los Juegos Paralímpicos. El eslavo, que compitió con el Equipo Unificado, se encumbró no solo en 200 sino también en 100 braza, ganando ambas medallas de oro con marcas de 2:44.37 y 1:15.16, respectivamente. Nuestro José Pedrajas, con registros de 2:50.92 y 1:17.09, se alzaba con dos bronces y cerraba para siempre su medallero paralímpico.

En la temporada siguiente (1993), el de El Viso de los Pedroches aún concurriría al Campeonato de Europa de Natación para Ciegos y Deficientes Visuales, en Roma (Italia), donde ganó la plata en 100 braza, pero, a continuación, el cansancio de tantos años de concentración y dedicación al entrenamiento exigió su peaje físico y anímico y José decidió tomarse un par de años sabáticos para recuperar la ilusión y las fuerzas, aun a costa de perderse el Campeonato del Mundo de 1994, en La Valeta (Malta).

“Tenía la mínima para haber ido al Mundial, pero quise descansar. Luego, cuando regresé en 1996, lo que son las cosas, el cuerpo no perdonó la inactividad y me costó mucho obtener la marca exigida para ir a los Juegos, la cual hice muy al final, en el Open Británico en Birmingham”. Quizás con estos antecedentes se comprenda que la actuación de nuestro biografiado en Atlanta no fuese ni mucho menos la más lucida de su carrera deportiva.

Séptimo y último en la final directa de 100 braza el 19 de agosto –hizo 1:23.95, por los 1:10.81 del campeón, el australiano Kingsley Bugarin–, en los 200 metros logró superar las series eliminatorias con el 6.º mejor tiempo (3:09.64), marca que mejoró sensiblemente en la final (3:01.05) si bien no le permitió ascender posiciones. Bugarin volvió a ganar, con 2:35.21, y aquel 23 de agosto José Pedrajas Pedrajas dijo adiós a la natación competitiva.

A su regreso a España comenzó plenamente su vida civil no deportiva, trabajando como vendedor del cupón de la ONCE –hasta su jubilación el último día de 2019– y disfrutando del tiempo libre que no tuvo cuando formaba parte del equipo nacional. Establecido en Alcobendas (Madrid) desde hacía varios años, en 1998 contrajo matrimonio con Begoña, una zaragozana, y al año siguiente se mudó definitivamente a la capital del Ebro, donde sigue residiendo al lado de su esposa y sus dos hijos, Alberto e Isabel. En 2007, ingresó en la Real Orden del Mérito Deportivo en la categoría de medalla de plata.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 26 de octubre de 2020