José
Zurera
José Zurera Alberca
07.02.1966
Aguilar de la Frontera (Córdoba)
Juegos Olímpicos | Deporte | Categoría | Prueba | Resultado |
---|---|---|---|---|
1988 Seúl (Corea del Sur) | Halterofilia | Masculina | 56 kg | Puesto 11 |
1992 Barcelona (España) | Halterofilia | Masculina | 56 kg | Puesto 12 |
Biografía de José Zurera Alberca
Nacido el 7 de febrero de 1966 en Aguilar de la Frontera (Córdoba), Pepe es uno de los seis hijos que tuvieron sus padres, Antonio y Carmen. Estudió en el Colegio Público Alonso de Aguilar de la citada localidad y luego hizo la Formación Profesional en Montilla. Para entonces, ya se había introducido en el mundo de la halterofilia, a los 12 años gracias a Marcelo Quintero Alhama, promotor del Club de Amigos de la Halterofilia de la localidad aguilarense a comienzos de los 70, primer entrenador de nuestro personaje y el hombre que hasta su mayoría de edad le enseñó los secretos de este deporte, acompañándole en un aprendizaje que no fue fácil, ya que la escasez de medios, la dureza de los entrenamientos y la necesaria continuidad hicieron mella en más de una ocasión en el cordobés.
No obstante, la voluntad del deportista y la fe del técnico en sus posibilidades de llegar al alto nivel se aliaron para superar estos inconvenientes, al igual que el siempre reconfortante brillo de las medallas, el premio por el que se olvida tanto esfuerzo. Los primeros metales llegaron en 1981 a la edad de 15 años y fueron la medalla de bronce –categoría de 52 kg– en la primera edición del Campeonato de España juvenil, celebrado en Madrid, y la medalla de oro en el III Trofeo Infantil Marcos Becerro, en el que batió a levantadores favoritos y residentes en la Blume de Madrid.
Dicha brillante exposición a ojos de los técnicos nacionales trajo como consecuencia que estos, desde la distancia, comenzasen a hacer un seguimiento del joven Zurera a través de su entrenador y le convocasen a las concentraciones estivales para levantadores en edad de promoción en los sucesivos veranos de 1982 a 1984, escenario en el que el director técnico de la Federación Española de Halterofilia, el sevillano Juan José González Badillo, terminó de convencerse para proponerle como becado en la Residencia Blume. Indudablemente, también ayudaron resultados como sus tres medallas en el Nacional juvenil –bronce en Pamplona 1982 y oro en Gandía 1983 y Fene 1984– y la victoria en la categoría de 56 kg en el Campeonato de España júnior de 1983, en Madrid.
Ya instalado en la capital de España durante el curso deportivo 1984-1985, ese año confirmó sobre la pista el enorme potencial que atesoraba su menudo y musculado cuerpo con actuaciones como el doble subcampeonato de España –júnior y absoluto– en 56 kg en Madrid y el debut internacional (26 de junio de 1985) en el Campeonato del Mundo y de Europa júnior celebrados conjuntamente en Edimburgo (Reino Unido), donde rozó la medalla continental (4.º) y se clasificó 6.º del mundo en 52 kg.
No obstante la evidente satisfacción deportiva, una seria lesión en la rodilla derecha –que debió ser operada– y el cumplimiento del servicio militar actuaron de inoportunos inconvenientes para un Zurera que vio aletargada su incorporación al equipo nacional absoluto durante dos años en los que prácticamente no compitió, aunque logró mantener un buen nivel de forma en el acuartelamiento militar, gracias a la ayuda de su amigo el atleta Antonio Páez en el suministro de materiales, entre otros.
El retorno a la competición no pudo ser más gratificante: medalla de plata en La Coruña 1987 y la de oro en Zaragoza 1988 en el Campeonato de España absoluto; 7.º y 8.º en los europeos absolutos de Reims 1987 y Cardiff 1988, respectivamente; medalla de plata (52 kg) en Atenas 1987 y de bronce (56 kg) en Estrasburgo 1988 en el Campeonato de la Comunidad Económica Europea; y 6.º en los Juegos Mediterráneos de Latakia 1987. Todo ello –y las marcas parejas– comportaron su selección para debutar en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988, en los que compitió con enorme alegría el 19 de septiembre junto al también andaluz Joaquín Valle, en el peso gallo.
Pepe levantó un total de 242,5 kilos, sumando 110 en arrancada y 132,5 en dos tiempos, registro que le llevó a la 12.ª plaza entre 25 contendientes, aunque a la postre quedó 11.º en la tabla por la descalificación del campeón, por dopaje.
El nuevo ciclo olímpico trajo consigo para nuestro biografiado una extenuante concatenación de concentraciones, entrenamientos y competiciones, no pocas lesiones debido a la exigencia a la que sometió a su cuerpo –pasó por el quirófano en tres ocasiones– y, sobre todo, una ilusión desbordante por volver a competir en unos Juegos Olímpicos que, para mayor abundamiento, tenían la fascinación de celebrarse en España. Eso sí, su principal rival para pelear por la plaza asignada al país anfitrión en el peso gallo no era otro que Joaquín Valle, con el que tuvo que pelear en competiciones de media Europa.
En la búsqueda de sus propósitos, Pepe Zurera, siempre en 56 kg, participó en tres campeonatos del mundo (20.º en Atenas 1989, 13.º en Budapest 1990 y 10.º en Donaueschinge 1991), tres campeonatos de Europa (11.º en Atenas 1989, 9.º en Aalborg 1990 y 5.º en Szekszard 1992) y otros tantos campeonatos de la CEE (5.º en Luxemburgo 1989, medalla de bronce en Gandía 1990 y medalla de oro en Roma 1992). Asimismo, se alzó con la medalla de plata en los Juegos Mediterráneos de Atenas 1991 –oro y bronce en los parciales de arrancada y dos tiempos– y subió tres veces al podio del Campeonato de España (bronce en Ponferrada 1989, plata en Melilla 1990 y plata en Linares 1991).
Todo ello, sobre todo el quinto puesto en el Campeonato de Europa previo a la Olimpiada, le facultó para representar a España en la que fue finalmente su última competición, aquel 27 de julio en el Pabellón Industrial de Barcelona cuando en el torneo olímpico de Barcelona 1992 validó un total de 247,5 kilos (112,5 en arrancada y 135 en dos tiempos) para situarse 12.º de la clasificación (entre 22), a 40 kilos del campeón, el coreano Jeon Byeong-Gwan.
Y decimos última competición ya que tras estos Juegos decidió retirarse del alto nivel deportivo, pese a creer firmemente que se encontraba en el mejor momento a sus 26 años y que todavía poseía mucho margen de mejora, si bien la necesidad de encontrar un futuro laboral fue prioritaria entonces. “Me fui con la conciencia muy tranquila y compitiendo limpiamente siempre, teniendo muy claro que si mis contrincantes hubiesen competido conmigo en las mismas condiciones, otro gallo hubiese cantado”.
Casado con Mercedes, a su regreso a Aguilar de la Frontera y gracias a su título de entrenador nacional, dirigió durante tres años la escuela municipal de halterofilia, hasta su desaparición. Actualmente sigue trabajando en el Ayuntamiento de su pueblo natal, donde ha desempeñado funciones de notificador y en la actualidad de técnico en la Concejalía de Juventud y Educación, trabajo que compatibiliza con la labor directiva y técnica del Club Amigos de la Halterofilia, en el que enseña este arte a jóvenes talentos como Soledad Palma o sus hijos José Alberto –quien en 2016 se proclamó campeón nacional júnior y subcampeón de España absoluto, cómo no, en el peso gallo– y Pilar –también participante en un nacional júnior.
Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 23 de noviembre de 2020