Manuel Adrián Lorenzo

DEPORTISTAS OLÍMPICOS Y PARALÍMPICOS ANDALUCES

Manuel Adrián Lorenzo
Paralímpico

Manuel
Adrián

Córdoba

Manuel Adrián Lorenzo

05.07.1952

Espejo (Córdoba)

1
Juegos ParalímpicosDeporteCategoríaPrueba
Resultado
1988 Seúl (Corea del Sur)AtletismoMasculina5.000 m B2
Puesto 8
1988 Seúl (Corea del Sur)AtletismoMasculinaMaratón B2
Puesto 6


Biografía de Manuel Adrián Lorenzo

Nacido el 5 de julio de 1952 en la localidad cordobesa de Espejo, este corredor de largas distancias contrajo con seis años una discapacidad visual (parcial) como consecuencia de la intervención quirúrgica que sufrió para extirparle un tumor cerebral. A raíz de este suceso, sus padres lo llevaron a Madrid para que estudiase en centros de la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE), siendo en uno de ellos, el Colegio Inmaculada Concepción –actual Centro de Recursos Educativos de Madrid–, donde empezó a expresar con 13 años sus deseos y capacidades para la carrera siguiendo los estímulos de sus profesores.

No obstante, aquel primer contacto atlético no tuvo continuidad, ya que Manolo tenía claro por entonces que la prioridad eran los estudios y, posteriormente, el trabajo, siendo el deporte en aquellos momentos algo secundario. No obstante, luego de haberse formado en distintos colegios de ciegos –como se les denominaba– y de estudiar Teología en el Seminario de San Telmo, en Sevilla, así como de haber comenzado a trabajar como vendedor de cupones en Sevilla y Palma de Mallorca, nuestro protagonista, ya instalado en Córdoba, recuperó aquella devoción por el atletismo y volvió a correr y competir en 1984, a los 32 años de edad.

Quizás entonces sus deseos estaban bien lejos de la participación en unos Juegos Paralímpicos, pero pronto este objetivo comenzó a revolotear en su cabeza habida cuenta las sensaciones que experimentaba y el nivel de sus marcas en carreras de fondo, de forma que a partir de 1986 su preparación se intensificó sobremanera con el objetivo de intentar la clasificación para las cercanas Paralimpiadas de 1988, logrando compaginar el trabajo de vendedor de la ONCE en la calle de la Espartería y los entrenamientos atléticos, que realizaba sobre asfalto en Córdoba o en las pistas de Lucena y Andújar, por no poder disponer de tartán en la capital.

En tales condiciones, el fondista cordobés comenzó la temporada de 1987 con una relevante prestación en la III Maratón Popular Ciudad de Sevilla, el 8 de febrero, y posteriormente participó en el primer Campeonato de España de Atletismo para Ciegos y Deficientes Visuales, que se llevó a cabo en Pontevedra. Ese año, la ONCE había asumido la responsabilidad de la organización de competiciones propias y la gestión y promoción del deporte entre sus afiliados, así como la representación de España en el ámbito de los deportes para ciegos, tomando el relevo de la Federación Española de Deportes para Minusválidos (FEDM) –fundada en 1968–, que hasta entonces había dirigido la participación global de los discapacitados españoles en acontecimientos de índole internacional.

El debut exterior del equipo nacional de la ONCE se plasmó en la quinta edición del Campeonato de Europa de atletismo de la IBSA (International Blind Sports Federation), que se disputó en Moscú (Unión Soviética) del 11 al 15 de septiembre, llevando a once atletas españoles, entre los cuales estaba Manuel Adrián. En esta su primera salida internacional, nuestro biografiado ocupó la 11.ª posición (19:07.89) en 5.000 metros y la 4.ª (3:08.45) en maratón –clase B2–, contribuyendo al 5.º puesto colectivo de España.

En esta línea de cambios, la ONCE creó en 1988 su Negociado de Deportes y la entidad Club de Deportes, cuya estructura operó la participación de los ciegos y deficientes visuales españoles en Seúl 1988 dentro del equipo nacional que llevó la FEDM –el Comité Paralímpico Español no se creó hasta 1995. Además, por primera vez el término Juegos Paralímpicos figuraba tal cual en la nomenclatura del acontecimiento más trascendental del deporte adaptado en el mundo.

Dentro de aquella expedición española, viajaron hasta la capital de Corea del Sur nueve deportistas invidentes: José Luis García, Purificación Ortiz, José Manuel Rodríguez, Purificación Santamarta, Mariano Ruiz, Marcelino Paz, Sandra Barrero, el también andaluz Antonio Emilio Delgado y, cómo no, nuestro Manolo Adrián, gracias a sus actuaciones del año 1987 y las propias de 1988, cuando mejoró sus marcas personales tanto en maratón (2:55:00), el 5 de junio en Laredo (Cantabria), como en medio maratón, en San Sebastián.

No obstante, la concurrencia de nuestro biografiado estuvo en duda hasta el último momento, de ahí la insólita circunstancia de que no figure sino manuscrito tanto en las hojas de inscripción del equipo español como en el diploma de participación que la ISOD (International Sports Organisations for the Disabled) –precursora del Comité Paralímpico Internacional (IPC)– expidió a posteriori de los Juegos, o, lo que es más sorprendente, no aparezca en las clasificaciones oficiales de las dos pruebas que disputó, los 5.000 metros (17 de octubre) y el maratón (día 24), en las cuales obtuvo el 8.º y el 6.º puesto, respectivamente. Para ello, hemos otorgado crédito a los testimonios del propio Manolo y de compañeros suyos que viajaron hasta Seúl.

Tras la experiencia paralímpica, de la que Manuel recuerda la falta de comunicación en la Villa, “debido al idioma”, el corredor espejeño volvió a alcanzar la internacionalidad –última– en 1989 al competir en un nuevo certamen del Europeo de la IBSA, en Zúrich (Suiza), donde alcanzó su gran éxito exterior al subir al podio para recoger la medalla de bronce en maratón B2 (3:28:25).

En los siguientes años siguió mostrándose un corredor solvente en las largas distancias –sumó 4 títulos nacionales de maratón en su categoría funcional a lo largo de su trayectoria– y, prueba de ello, llegó a clasificarse para los Juegos Paralímpicos de Barcelona 1992, aunque una inoportunísima lesión le impidió estar en los Juegos “de casa”. Esta decepción, la decisión de contraer matrimonio y sus 40 años de edad fueron motivos suficientes para dar por concluida su carrera deportiva en el alto nivel al término de dicha temporada de 1992, aunque ello no supuso el abandono del atletismo. De hecho, hasta 2015 este veterano ha seguido dejándose ver en carreras populares tales como los medios maratones de Córdoba y Almodóvar del Río, entre otras.

Tras unos años de inactividad debido a unas hernias cervicales que le obligaron a pasar por el quirófano en 2019, Adrián se resiste a dejar su pasión por el atletismo y pretende reaparecer en las carreras populares antes o después. Y, sobre todo, culminar su trayectoria con un hito que aún le motiva: “No lo voy a dejar hasta que alguien me acompañe a subir el Veleta”. Mientras llega ese ansiado momento, ya jubilado, Manolo sigue viviendo en Córdoba, donde disfruta de sus dos hijos y su nieta y del cariño de los que conocen su amabilidad, respeto y educación. En 1987 fue elegido mejor deportista, discapacitado o no, de la provincia.

Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 8 de octubre de 2020