Rafael
Soto
Rafael Soto Andrade
13.10.1957
Jerez de la Frontera (Cádiz)
Juegos Olímpicos | Deporte | Categoría | Prueba | Resultado |
---|---|---|---|---|
1996 Atlanta (EE.UU.) | Hípica_Doma clásica | Mixta | Individual |
Puesto 38
|
1996 Atlanta (EE.UU.) | Hípica_Doma clásica | Mixta | Equipos |
Puesto 7
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2000 Sídney (Australia) | Hípica_Doma clásica | Mixta | Individual |
Puesto 12
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2000 Sídney (Australia) | Hípica_Doma clásica | Mixta | Equipos |
Puesto 5
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2004 Atenas (Grecia) | Hípica_Doma clásica | Mixta | Individual |
Puesto 8
|
2004 Atenas (Grecia) | Hípica_Doma clásica | Mixta | Equipos |
Medalla de plata
|
Biografía de Rafael Soto Andrade
Rafael Soto posee una de las trayectorias deportivas más laureadas de toda la historia de la doma clásica española y un reconocimiento internacional del que pocos pueden presumir, no solo por su participación en tres Juegos Olímpicos y otros tantos Juegos Ecuestres Mundiales y la medalla de plata conquistada en Atenas 2004, sino también por las excelsas actuaciones llevadas a cabo en las pruebas libres –las kür– de medio mundo, que nunca dejaron indiferente incluso a los públicos más entendidos y selectos.
No obstante, no sería justo glosar su fama sin otorgar el mérito que le corresponde a su adlátere, Invasor, un pura raza española considerado por muchos el mejor exponente del linaje en competición hasta la fecha. Juntos, Rafael e Invasor, Invasor y Rafael alcanzaron una simbiosis casi perfecta que magnetizaba la mirada de los espectadores por la coordinación, el arte y la estética que transmitían, hasta el punto de que la jubilación del caballo para la alta competición supuso igualmente la retirada efectiva del jinete.
Nacido el 14 de octubre de 1957 en Jerez de la Frontera (Cádiz), Rafael Soto, hijo de Francisco de Paula Soto Moreno, que fuera mayoral del segundo depósito de sementales de Jerez de la Frontera, y sobrino del matador de toros Rafael de Paula, nació con la afición en los genes, aunque resulta peculiar que sus comienzos en los caballos no se escenificasen en su tierra, sino en Palma de Mallorca, ciudad a la que su familia se trasladó siendo él pequeño para hacerse cargo su padre de un picadero que había adquirido.
En este espacio insular nuestro protagonista descubrió el placer de montar, trabajando codo con codo con su progenitor, a excepción de las escapadas invernales que efectuaba a Jerez para cursar estudios en la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, en la que ingresó como alumno a raíz de su constitución por parte de Álvaro Domecq. Incrementa la particularidad de sus inicios baleares el hecho de que Rafael alcanzó su primer triunfo cuando se proclamó en 1982 campeón de doma clásica de las islas.
Sin embargo, a raíz de la obtención en 1987 del título de monitor de equitación por la Real Federación Hípica Española, ese mismo año regresó definitivamente a Jerez para entrar mediante oposición en la Real Escuela como jinete de segunda. Dos años más tarde, superó los exámenes correspondientes y promocionó a jinete-profesor.
Asentado laboralmente, empezó a dar rienda suelta a su ilusión y entusiasmo desmedido por el entrenamiento y la competición, a lomos de los primeros productos nacidos o desarrollados en la escuela. El primer gran caballo de pura raza española (PRE) surgido de la institución jerezana fue Flamenco, un tordo a quien Rafael tomó para la alta competición, teniendo su presentación pública en el XXV Campeonato de España de Doma Clásica, celebrado en 1994 en Culleredo (La Coruña). Allí, deslumbró con unos magníficos reprises, cambios de pies y pasajes armoniosos al ritmo de la música y se llevó el título nacional. Era el primer caballo PRE en ganar el máximo concurso nacional.
Esta medalla de oro –refrendada por buenas actuaciones en los concursos internacionales de Saumur y Schoten– ocasionó la selección del binomio para el Campeonato de Europa que tuvo lugar en 1995 en Mondorf-les-Bains (Luxemburgo) y donde, con una digna actuación (38.ª individual), contribuyó a la 6.ª posición del equipo nacional y la consiguiente clasificación para los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996.
Bronce en el Nacional de 1995, en Sevilla, Soto preparó con mimo su debut olímpico que en principio había de producirse a lomos de Flamenco. Sin embargo, una lesión a última hora del animal obligó a sacar a escena al caballo suplente, Invasor, que había sido inscrito en los Juegos como posible sustituto de Flamenco o Evento, la montura de Ignacio Rambla. Invasor, un PRE tordo nacido en el cortijo de Los Alburejos de los Domecq y que antes había pasado por las manos de Antonio Cid e incluso por las de Rambla, ya había debutado en los cuadrilongos con solo cinco años –Campeonato de España de 1994–, por lo que era un equino bastante hecho pese a su juventud.
De esta forma, comenzó la relación entre el jinete y el caballo, en cuyo exquisito palmarés figuran tres participaciones en los Juegos Olímpicos, experiencia única para un deportista que, todo hay que decirlo, nunca constituyó una obsesión para Rafael Soto. En los primeros, Atlanta 1996, bajo la dirección técnica del entrenador Jurgen Koschel, ocupó la 38.ª posición individual (entre 47 participantes) y la 7.ª por equipos –diploma olímpico– junto a sus compañeros Juan Matute Azpitarte, el también jerezano Ignacio Rambla y Beatriz Ferrer-Salat di Migni.
Cuatro años después, el nuevo responsable técnico, el belga nacionalizado alemán Jean-Émile Bemelmans, contó con Rafael Soto y su caballo para las Olimpiadas de Sídney 2000, donde el dúo mejoró significativamente el resultado al alcanzar el 12.º puesto individual, por tanto, disputando el 30 de septiembre el gran premio estilo libre o kür, la tercera y última ronda del concurso. Asimismo, sumó otro diploma colectivo, al ascender a la 5.ª posición en compañía de Luis Lucio Pérez, el cordobés Juan Antonio Jiménez Cobo y Beatriz Ferrer-Salat.
Definitivamente en 2004, en el Centro Olimpico Ecuestre Markopoulo de Atenas (Grecia), nuestro protagonista, en plena madurez, alcanzó momentos de perfección a lomos de Invasor, que con 15 años mostraba sobre la arena la serenidad, el equilibrio y los movimientos elevados propios de un animal de primer nivel. De ahí la formidable medalla de plata coral que obtuvieron los andaluces Soto, Rambla y Jiménez y la catalana Ferrer-Salat el 21 de agosto, clasificados en segundo lugar solo por detrás de los alemanes –72.917 para España y 74.653 para Alemania–, contribuyendo nuestro biografiado con la segunda mejor nota del conjunto, tras Ferrer-Salat, y el 7.º puesto individual para Rafael en el grand prix (72.792) o primera ronda.
Posteriormente, el jerezano pinchó en el grand prix special (69.000), pero aun así logró meterse en la final con la duodécima calificación (70.896) –pasaban los 15 mejores–, y el 25 de agosto deleitó al público ateniense con un kür excepcional que le aupó a la 4.ª plaza parcial (79.025) y a la 8.ª de la clasificación general (73.606). Fue su último “¡ahí está!”, su última faena en el ruedo olímpico.
Sin embargo, la calidad del gaditano se ha mostrado abiertamente en más plazas, tal es el caso de los Juegos Ecuestres Mundiales, en los que debutó en 1998, en Roma, con un 6.º puesto por equipos y el 30.º individual. Empero, la mejor actuación de Soto e Invasor acaeció en la edición de 2002, llevada a cabo en el Jerez natal de ambos. Allí, la pareja logró una sobresaliente 6.ª plaza individual y la medalla de bronce colectiva, para regocijo de sus paisanos que llenaban el Estadio Chapín.
Ya en 2006, en la ciudad ecuestre europea por antonomasia, Aquisgrán (Alemania), Soto e Invasor se despidieron de la alta competición con dignísimas posiciones: 10.º por equipos y 19.º individual.
En lo que respecta al Campeonato de Europa, ya ha quedado recogido el estreno de nuestro biografiado en 1995 sobre Flamenco. Posteriormente, participó en otras cuatro ediciones, para un total de cinco: Verden 1997 (13º individual y 9º por equipos), Arnhem 1999 (10.º individual y 4.º por equipos), Verden 2001 (8.º individual y 4.º por equipos) y Hickstead 2003 (9.º individual y medalla de plata por equipos). En 2005 no puedo acudir al certamen en Hagen (Alemania) por la lesión sufrida por Invasor en un casco a finales del mes de junio y en su lugar participó el también andaluz Ignacio López Porras, con Nevado Santa Clara.
Por su parte, en el Campeonato de España y con Invasor, Rafael Soto añadió a los dos metales conseguidos con Flamenco –oro en 1994 y bronce en 1995– tres medallas de oro (Madrid 1998, Madrid 1999 y Jerez 2004) y dos medallas de plata (Madrid 2000 y Jerez 2003).
Para terminar, en el apartado de concursos internacionales, destacar que en copas de las naciones fue 4.º en Aquisgrán 1996 (con Flamenco), medalla de oro en Rennes 1998 (Jenetor), 5.º en Aquisgrán 1998 (Jenetor), medalla de bronce en Aquisgrán 2001 (Invasor), medalla de plata en Aquisgrán 2002 (Invasor) y 6.º en Aquisgrán 2004 (Invasor).
En pruebas individuales, sobresalen por años los siguientes resultados. En 1996, con Flamenco, vencedor en Copenhague y Schoten y 5.º en Villanova d’Asti en los grandes premios estilo libre (kür). En 1997, 4.º en el gran premio (GP) de Jerez, con Flamenco. En 1998, 6.º en el GP de Nörten Hardenberg (Flamenco) y 7.º en el gran premio especial (GPS) de Aquisgrán (Jenetor). En 1999, 21.º en el GPS de Aquisgrán (Invasor). En 2000, 4.º en el GP y en la kür de Jerez (Flamenco). En 2001 y ya siempre con Invasor, 1.º en el GPS de Vejer y 4.º en la kür de Aquisgrán. En 2002, 6.º en el GPS de Balve, 6.º en la kür de Aquisgrán y 1.º en la kür de Nörten Hardenberg. En 2003, 1.º en las kür de Nörten Hardenberg y Wiesbaden. En 2004, 1.º en las kür de Wiesbaden y Fritzens, y 7.º en la kür de Aquisgrán. Sin resultados en 2005, en 2006 ganó las kür de Saumur y Vierzon.
Cuando a finales de 2006 Invasor fue retirado de la alta competición por motivos de edad –estuvo en activo en el espectáculo de la Real Escuela hasta 2010–, Rafael Soto tomó el mismo camino para centrarse en la enseñanza y adiestramiento de nuevos caballos, en cuya tarea compareció esporádicamente en eventos nacionales de Montenmedio, en Vejer de la Frontera, con Urdidor, Dominante, Temático, Rasines, Vistoso y Reto, de 2007 a 2012.
Invasor murió en diciembre de 2013 en las cuadras de la Real Escuela, hecho que supuso una profunda tristeza para Rafael Soto. “Han sido muchos años juntos, montándolo y cuidándolo incluso después de su retirada deportiva. Ya tenía localizada una finca en Sevilla donde iba a pasar su vejez, descansando en libertad y cubriendo yeguas pero se ha querido morir en la Escuela, donde ha pasado casi toda su vida (…) De lo que más me acuerdo es de su mirada. Muy profunda, la mirada de un caballo bueno”.
Tras siete años ausente de la competición, el gaditano reapareció en marzo de 2019 con una 3.ª plaza en la kür de la Copa del Rey celebrada en Madrid a lomos de Avalancha –yegua que es hija de Invasor– y en 2020 incluso se anotó un triunfo en la Copa ANCCE & PSCJ, en su Jerez natal, montando a Imperioso CXLIII. Pruebas estas en las que participa ya como divertimento y para rodarle caballos a su hijo Rafael, también profesional de la equitación y que posee una cuadra en la que le echa una mano su padre, que además tiene una hija, Paula, fruto de su matrimonio con Lola.
Galardonado con el Caballo de Oro en 1996 y Premio Andalucía de los Deportes en 2004, Rafael Soto continúa dándose al mundo ecuestre allá donde se le reclama. Así, ha sido responsable de área de competiciones del centro que la Asociación Nacional de Criadores de Caballos de Pura Raza Española (ANCCE) tiene en Jerez de la Frontera, en las instalaciones de Chapín, y desde 2013 a 2018 fue entrenador del equipo nacional de doma clásica, con el que volvió a sentir el cosquilleo de estar en unos Juegos Olímpicos, los de Río de Janeiro 2016.
Biografía extraída del libro 341 Historias de Grandeza, de los autores Pepe Díaz García y José Manuel Rodríguez Huertas, y actualizada a 25 de noviembre de 2020